Por Ricardo Salas
Siempre fui más de apoyar al perdedor. Tom antes que Jerry. El Coyote antes que el Correcaminos. El pato Donald antes que todo lo que interactúa con el pato Donald. ¿Quién no ha querido ver ganar a estos y otros personajes de caricaturas clásicas, que probaban el fracaso nueve veces de cada cinco? Tan elusivas victorias sí ocurrieron así fueran precedidas por cien derrotas y seguidas por otras mil.
En vista que este diecinueve de abril se cumplirá el noventa aniversario de los ‘Looney Tunes’, quise hablar sobre uno de los protagonistas más queridos y carismáticos de esa franquicia, también uno de a los que peor les iba, el gato Silvestre. Para ello recorreremos los cortometrajes clásicos, esas inmortales ‘Fantasías Animadas de Ayer y Hoy’, que la mayoría conocimos a través de nuestras teles y que originalmente fueran lanzadas en cines desde los años treinta a finales de los sesenta. Quien traiga ganas desde la niñez de ver al gato vencer aunque sea una vez, aquí le vamos a complacer.
Sin más demora, echémos un vistazo a esos cortos en los que no vimos a Silvestre a merced de una jauría enardecida, o humillado por quienes pretendía cazar; sino que, para variar, le vimos ganador.
“FUERA GATOS” en el doblaje latino original.
De la mano de Robert “Bob” Clampett, legendario director de animación, recordado por sus sensibilidades en extremo alocadas e irreverentes (que en materia de ‘Looney Tunes’, ya es decir) llega esta entrega estelarizando al bonachón de Porky, quien resguarda en su hogar a Silvestre y otros tres mininos igual de parranderos. Mientras que el resto del vecindario literalmente saca a patadas a sus gatos para que pasen la noche fuera, el clan del cerdito se opone a tal destino; cuando pareciera que su amo logrará su cometido, es Silvestre quien inspira a sus compinches a rebelarse.
“¡Hermanos gatos! ¡Hemos sido engañados, maltratados, corridos ignominiosamente, tratados como animales de segunda clase! ¡Esto es inaudito, intolerable, anticonstitucional! ¿Están de acuerdo o no lo están?”
Un gatito no lo está. Tras recompensar su solidaridad con un manotazo, Silvestre conduce al grupo a tomar la casa como suya. Fuera de la nariz negra, el resto de sus famosos rasgos, desde el diseño hasta su dialecto alto en disparos de saliva, ya están en regla en éste, su apenas tercer cortometraje. Irónicamente, Clampett, primer director en concederle una victoria al felino, también creó al personaje que más tarde se convertiría en Piolín. Te doy una y pagas mil.
DOGGONE CATS (1947)
“NADIE SABE PARA QUIÉN TRABAJA” en el doblaje latino original.
Que no despiste la imagen promocional de este filme de Arthur Davis, pues son Silvestre y un gato aliado quienes llevan las de ganar. Atormentados por un perro que goza atrapándolos en botes de basura para luego zarandearlos, la diversión del can se esfuma cuando su ama le ordena entregar un paquete, amenazándole con la misma ternura que él dedicaba a los felinos de incumplir el encargo. Testigos de la escena, Silvestre y su camarada se vengan de lo lindo, pero no lo suficiente como para detener a su oponente de completar la encomienda…que, en un giro cuya ironía el título latino no quiso que nadie se perdiera, resulta haber sido pensada para el beneficio de los gatos desde el comienzo.
CATCH AS CATS CAN (1947)
“LA MEJOR SOLUCIÓN” en el doblaje latino original.
Arthur Davis vuelve a las andadas inmediatamente tras dirigir el corto anterior, presentándonos a un canario escuálido parodia de Frank Sinatra, odiado por un perico a su vez alusión a Bill Cosby. Al descubrir a Silvestre rondando la vecindad, nuestro PeriCosby le propone tomar a su rival por desayuno. Silvestre, quien ya tenía una tapa de basura con más comida de la que se le ha visto ingerir jamás, comete la cuestionable decisión de abandonarla en pos de un canario desnutrido que encima se sabe defender. El felino poco tarda en reconocer en Frankanario a un adversario mayor a sus fuerzas, pero se mantiene en el juego alentado por el emplumado verde. Después de que su último intento culmine en un fracaso particularmente doloroso, Silvestre se niega a escuchar más a PeriCosby, afirmando que ahora es él quien tiene una idea…El final nos muestra a Frankanario mirando insólito a Silvestre, quien porta las ropas y manierismos del perico, a quien no se le ve por ningún lado. El doblaje de antaño nuevamente se asegura que un final de Davis no deje ambigüedad alguna; Silvestre nos obsequia una deliciosa risilla malvada tras anunciar que este cuento se acabó.
BACK ALLEY OPROAR (1948)
“EL CALLEJÓN TRASERO” en el redoblaje latino moderno.
Bostezando frente a su cama, Elmer Gruñón anuncia sentirse lo bastante cansado como para ocupar una semana de sueño. Además de identificarnos en el acto, también nos deja claro que no podrá dormir ni siete minutos que dura esta joya animada. El culpable de su insomnio es por supuesto nuestro gato estrella, que se adjudica el patio del cazador como escenario teatral, dando rienda suelta a sus cuerdas vocales y al creciente desespero de don Gruñón. Se desata una guerra que sólo termina cuando Elmer dinamita al felino y acaba con la vida de ambos…O, en el caso de Silvestre, vidas; nueve de ellas que ahora cantan a coro en el cielo, y que ni como ángel Elmer puede soportar, prefiriendo lanzarse en picada de vuelta a la Tierra. Cortesía de Friz Freleng, quien se convertiría en el director por excelencia de Silvestre, dirigiendo 72 de las 103 apariciones que el gato tuvo en la era clásica.
En un momento del filme, Silvestre le reclama a Elmer su carencia de apreciación musical. Si bien el pillo descarta que poco oído para la cultura tendrá quien es forzado a oírla en plena madrugada, no está hablando por hablar: fiel a la tradición Looney Tunes de valerse de piezas clásicas, entre las que Silvestre entona está “Rapsodia Húngara No. 2” de Franz Liszt; el aria “Largo al factótum” de Gioachino Rossini (parte de su “Barbero de Sevilla”); “Wiegenlied” de Johannes Brahms y “Sextet” de “Lucia di Lammermoor”, por Gaetano Donizetti.
Pues bien, hasta ahora estas victorias han sido contra oponentes de poco legado con el felino, y se aprecia que la suerte le haya acompañado en tales encuentros, pero ¿estuvo alguna vez de su lado contra sus dos adversarios más reconocidos?
A MESSAGE TO GRACIAS (1964)
“UN MENSAJE PARA GRACIAS” en el redoblaje moderno.
Quince fueron los encuentros que Silvestre sostuvo con nuestro paisano Speedy, y si bien en aquél titulado “HERE TODAY, GONE TAMALE” (1959), el minino reconoce su derrota y se une a los ratones como uno más del grupo, en este filme Silvestre triunfa sin traicionar su naturaleza gatuna.
Un ratón haragán y déspota, que se hace llamar El Supremo y a quien la villa roedora tiene por general al mando, exige que se le entregue importante mensaje al también roedor general Gracias. Diez han sido los ratones que han fallado tal tarea, caídos todos ante las garras del inmisericorde depredador Silvestre (quien ya va de gane con tal cifra) y se ordena a Speedy completar el encargo. Silvestre no tiene oportunidad contra tan veloz contrincante, y acaba atado a un árbol una vez llegados con Gracias. Mas ahí se revela que 1) el importante mensaje por el que diez ratones se convirtieron en merienda no era más que una felicitación de cumpleaños y 2) el Supremo ha llegado intacto a felicitar a Gracias en persona, usando a Speedy como señuelo para distraer a Silvestre en lo que él llegaba sin problema a su destino. Ultrajado, Speedy libera al gato de sus ataduras, y es el turno de Silvestre para soltar un potente “¡Ándale, Arriba Arriba, Yepa!” antes de salir disparado para buscar en ambos generales su próxima cena.
Dirigido por Robert McKimson, a quien le debemos las diabluras del gallo Claudio, el cortometraje, fruto de los últimos años del estudio, no está al nivel de los mejores tiempos de la franquicia; mas destaca por ser la única ocasión en que Silvestre pudo vencer en una caricatura de Speedy. Quizá sin engullir al raudo roedor, pero permitiéndose dos más nutridos a cambio de su esfuerzo.
Vista la suerte de Silvestre con su segunda presa más conocida, queda la pregunta de aquélla más recordada. ¿Hubo alguna vez victoria contra Piolín?
No…Y Sí.
TRIP FOR TAT (1960)
“EL VIAJE DE ABUELITA” en el doblaje latino clásico.
Si quince encuentros con Speedy se antojaban numerosos, Silvestre y Piolín compartieron no menos de cuarenta y tres cortos en la pantalla grande; y pese al ingenio de los animadores de la Warner brindándonos un sinfín de ocurrencias memorables, era fácil intuir cómo acabaría la cosa para Silvestre en cada uno de ellos. Excepto en uno.
La Abuelita decide embarcarse en un viaje alrededor del mundo (nadie siga su ejemplo en estas fechas), acompañada del famoso canario, quien ha de evitar el acabar en el estómago de Silvestre en cada país que la dulce anciana visita. El filme es un proyecto recopilatorio de Friz Freleng, reciclando escenas de cortos del pasado, con la trama del trayecto global como excusa para hilarlas entre sí. Pero lo que la caricatura no innova en animación, lo consigue en su final. En un rarísimo caso de autocontrol y crecimiento personal del que bien pudiera tomar nota el Coyote, Silvestre decide retirar las aves de su menú y dedicarse mejor al spaghetti, alabando su contenido energético…Y ahí termina el filme, con el gato gozando en paz de su nuevo platillo sin preocuparse más por Piolín.
No fue éste el último corto del reconocido dúo; otros cuatro se lanzarían después. Pero ante la renuncia del minino al eterno ciclo vicioso con el canario, bien podría ser el final de la saga en espíritu. Si su victoria con Speedy fue conseguida a fuerza de reemplazar su presa, pero continuar cazando al fin y al cabo, aquí Silvestre consigue un triunfo personal al abandonar el juego por completo. Tras estar lo bastante obsesionado con esa ave en específico como para perseguirla a través del globo, logra superar esa manía por algo más al alcance, que no le traerá las heridas e incluso muertes que con Piolín eran garantía. Con las reglas de su mundo siendo lo que son, nunca iba a poder devorar al plumífero de todas formas.
Aquí demuestra que no le hace falta.
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Como bono, vale la pena mirar “MOUSE MAZURKA” (1949), corto que ofrece un final que quizá no pueda catalogarse como victorioso, pero Silvestre lo invoca en sus términos, y fuera de clasificaciones es bastante divertido, más aún con el doblaje original. Todavía hay mucho por hablar de los Looney Tunes, no se diga animación clásica o en general, y si esto ha gustado, bien podría haber entregas dedicadas a otros personajes. Pero por ahora, ¡eso es todo, amigos!
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