Por Sergio Ceyca
En estos días el artista oaxaqueño Pedro Miranda Gijón (Salina Cruz, Oaxaca, 1982) acudió a la ciudad de México para presentar su exposición La novia loca, en el complejo cultural Los Pinos. Además de participar en la filmación del documental “Metodología alternativa para asumir la precariedad” del Colectivo Discreantes, proyecto que fue seleccionado por el Programa de Apoyo a la Producción e Investigación en Arte, Medios y Discapacidad 2019, creado por el Centro Nacional de las Artes y el British Council, el cual se enfoca en la creación artística que realizan personas con discapacidad en nuestro país.
Pedro Miranda Gijón (Salina Cruz, Oaxaca, 1982) se inició en la fotografía en 1999, bajo la tutela de Marcela Taboada, Patricia Cerezo, Iván Césarman y Mauricio Mendoza. Su obra ha sido exhibida desde 2002 en muestras colectivas e individuales en la ciudad de Oaxaca: Museo de los Pintores, Museo del Palacio, Museo del Textil, Biblioteca Pública del Estado, Museo Casa Juárez, Galería Universitaria de la Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca, Taller Rufino Tamayo, Galería Arte de Oaxaca, entre otros espacios.
En 2011 fue uno de los artistas presentados por la colectiva Arte40, exhibida en el Museo Nacional de Arte, Ciudad de México. Ese mismo año participó junto con Montserrat Jiménez y Julio Godefroy en el programa Arte-Shock de TVUNAM, con el proyecto Imágenes sensoriales.
En 2010 desarrolló La novia loca gracias a una beca de la Secretaría de las Culturas y las Artes de Oaxaca. Con dicha serie presentó su primera exposición individual en la Ciudad de México en 2013, en la Galería Espacio Alternativo del Centro Nacional de las Artes.
Estaba viendo que mencionas a Toledo en una de tus entrevistas. ¿Tuviste relación de maestro-alumno con él?
Todos los que vivimos en el estado de Oaxaca, de una u otra forma somos alumnos y discípulos de Francisco Toledo. No de él en persona si no de que son tantos los espacios culturales, bibliotecas, museos, eventos culturales, educativos, incluso de salud que él gestionó, que todos, de forma indirecta, fuimos marcados por su presencia. En lo particular, cuando llego a la ciudad de Oaxaca en marzo de 1998, empiezo a estudiar el sistema de lectura braille y después de un par de meses me invitan a trabajar a la biblioteca Jorge Luis Borges, que pertenece al Instituto de Artes gráficas de Oaxaca, que están catalogadas como el complejo de bibliotecas de arte más grande de Latinoamérica. Y este instituto es fundado por Francisco Toledo. Inicio a colaborar en este lugar e inicio, al mismo tiempo, mi contacto con la cultura y también a conocer artistas. Entre ellos a Toledo mismo. Desde que empecé a trabajar en esta biblioteca para ciegos empiezo a tener contacto con más artistas y más gente involucrada en la lectura, como son los fotógrafos porque la biblioteca José Luis Borges estaba dentro del edificio que también ocupaba el Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo. Mi primer acercamiento contundente con el arte, ya no como promotor o gestor, fue siendo o comenzando mi trabajo como modelo para los fotógrafos que viajaban de diferentes partes del mundo dos veces por año a este centro a tomar talleres. Después continúa siendo modelo al desnudo; después en clases de escultura, luego clases de fotografía y así es como empiezo a avanzar dentro de las artes plásticas como aprendiz y luego como expositor en exposiciones colectivas y exposiciones individuales. Y obviamente ganando premios y becas, desarrollando proyectos, siempre dentro de los espacios fundados por Toledo que en el estado son muchísimos. Obvio siempre estás cruzándote con el legado que el maestro ha dejado.
Vayamos a algo más específico. Veía que trabajas imágenes sobre telas, ¿siempre ha sido así, ha habido cambios en tu obra?
Mi trabajo va variando depende de lo que vaya haciendo. No estoy casado con ninguna técnica. Originalmente empecé con escultura hecha con materiales reciclables porque fue el primer estudio que me aceptó con la escultura y ecologista Miriam Ladrón de Guevara, y desarrollé todo un gusto por la cuestión ecológica, del reciclado extremo y fabricar piezas artísticas o escultóricas a través de residuos plásticos, a partir de papel y de otros objetos de deshecho. Hice varias exposiciones con ellos. Después me metí a la fotografía análoga y empecé a desarrollar las técnicas de plata en gelatina, que son las fotografías en blanco y negro, y así he ido brincando entre técnicas. Alrededor de 2005 entré al taller de cerámica del taller de artes plásticas Rufino Tamayo, que también es un icono oaxaqueño a nivel mundial, y ahí me desarrollé en cerámicas prehispánicas y japonesas. En otro momento, trabajando un arreglo floral japonés. Así voy brincando dependiendo del trabajo que esté haciendo. En 2010, retomo el proyecto fotográfico en blanco y negro de una serie situada en el marco contextual de una iglesia abandonada, ruinosa, con la finalidad de retomar una leyenda de ese pueblo que habla de una novia que es una novia fantasma que, por las noches, busca al amor de su vida y que al momento de estarse casando hay un sismo y derrumba la nave, así que la pareja muere y jamás pueden casarse. Veo estas fotografías que ya tenía y decidí intervenirlas dentro de un telar de bastidor porque también me dedico al diseño del textil. Después hago tapices con papel fotográfico y sale la exposición La novia loca, que ha tenido mucha repercusión en mi vida y en la vida de otros como la de mi representante. Que también ha sido un proyecto icónico a nivel mundial que ha estado muy relacionado conmigo, el hecho de tejer fotografías. Actualmente, esa exposición está colocada en el sótano de la mansión Miguel Alemán, en el complejo cultural Los Pinos; el sábado pasado fue la inauguración de dicha exposición, con la que se inician las primeras jornadas por la inclusión en este complejo cultural. También desde 2013 realizo cianotipias, que es un proceso fotográfico antiguo, para darle un carácter efímero y flotante a la imagen. Un poco similar a lo de La novia loca, pero eso no significa que todo mi trabajo esté desarrollado en impresiones en algodón o en tela. Ahorita el proyecto que traigo en mente es uno que intento relacionar con procesos antiguos fotográficos, específicamente el daguerrotipo.
¿Cómo entras a participar al colectivo Discreante que anda filmando el documental sobre artistas con discapacidades?
Yo soy originario del estado de Oaxaca, de una ciudad al sur que se llama Salina Cruz y yo me dedico a las artes plásticas desde hace más de veinte años. Curiosamente, a pesar de que yo soy ciego total, yo nunca conduje mi trayectoria artística basándome en mi discapacidad. Tuve la suerte de estar en una de las capitales del arte del mundo y entré al trabajo artístico en diferentes ámbitos, como cualquier otra persona. El año pasado platicando con amigos en común surgió la inquietud de acercarse entre personas con discapacidad vinculadas al arte y en ese proceso fue que me invitaron a participar. Haciendo un poco de historia desde 2013 empecé a involucrarme en temas de discapacidad porque me lo fueron pidiendo, y poco a poco se fue puliendo el asunto. Así es como conozco a Édgar y a Marycarmen. No es una idea que me agrade del todo pero entiendo que yo como artista y también como persona ciega también tengo que ceder un poco y colaborar con la comunidad para visibilizar el trabajo de otras personas que están haciendo su carrera o están iniciando o están en el proceso de aprendizaje. Y siempre pensando en el bien mayor es como decido involucrarme en este proyecto del Centro Nacional de las Artes.
Fotografías cortesía del blog personal del artista.
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