¿Por qué el ISIC será tan malo para ser bueno? Tuvo buenas intenciones en apoyar con dinero a los músicos rockeros, pero ¿realmente apoyó a un gremio “lastimado” por el Covid? Nos ataca una pandemia y se cancela el ya clásico Rock Sinaloa y se lanza la convocatoria Jornadas de Rock Sinaloa 2020 “con el fin de reanudar la actividad artística en el estado de Sinaloa y brindar un apoyo económico a los jóvenes músicos del ámbito del rock para enfrentar la contingencia sanitaria que se vive actualmente por el COVID-19”.
Y aquí es donde nos preguntamos ¿ISIC realmente ayudó a jóvenes afectados por la pandemia?
Para dejarlo claro: una cosa es criticar la organización y las lagunas legales dentro de una convocatoria pública, con dinero público, para apoyar a uno de los gremios que más sufrieron por el apagón del Covid y otra cosa muy distinta es desmeritar y hacer menos a las bandas por su actuación. Pareciera que el gremio contracultural de Sinaloa está dividido, y no es lo que sucede realmente (¿o sí?). Muchos músicos están obedeciendo a decisiones por demás subjetivas de un instituto cultural público y se “pelean” entre ellos como soldados de guerra.
Los puros honorarios se elevan a 400 mil pesos distribuidos en 18 bandas. Hay quienes piensan que fue mucho dinero para pocos grupos, de los cuales, por cierto, la mayoría difícilmente va a retribuir a la sociedad (aunque esto último no es un requisito ni obligación). Más allá del precario sistema de retribución social que tiene el gobierno ante sus lacayos, ¿le conviene al pueblo sinaloense todo ese dinero establecido a 18 agrupaciones? (la pregunta no cuestiona si los músicos merecen esas ganancias, no se confundan, porque nunca falta).
Para que no nos asustemos tanto, mencionaremos que tan sólo en el Festival de Rock del año pasado se gastaron alrededor de 5 millones de pesos, con 4 conciertos, dos en Culiacán, uno en Mazatlán y otro en Mochis. Por respeto a la gente y para enfocarnos en lo que sucedió en este 2020, no mencionaremos los escabrosos casos de corrupción y amiguismo de otros festivales.
No se cuestiona la calidad musical de los grupos. Más bien se cuestiona la poca justicia dentro de la decisión arbitraria. También el interés nulo de hacer las cosas “bien”, lo que sea que signifique, como elaborar algunas cláusulas más detalladas y conocer los contextos, algo que nosotros sí hicimos, para dar una amplia interpretación de las cosas y entender por qué muchos jóvenes se preguntan ¿por qué esas bandas?
En Mazatlán el grupo Afasia fue uno de los más cuestionados. Las únicas canciones de ellos en redes son de hace 11 años, tituladas Otrora y Vientos de Guerra, mal grabadas. Su última publicación en Facebook es del 2015, un cover. Y la otra anterior fue del 2013. Todos los músicos rockeros los creían extintos, pues han pasado ya varias generaciones y parecía que ellos se habían quedado simplemente en el camino, como muchos. Pero dio la sorpresa de estar ahí en la lista de los seleccionados, aunque nadie los escuchó en más de 8 años, ni hay canciones de ellos en las plataformas. Además, están en la categoría de bandas de 0 a 3 años de trayectoria. ¿De qué se trata, ISIC?
Hablar de Alets Malafama Band es hablar de nadie porque no existe. Ni en YouTube ni en Spotify, ni siquiera en Facebook. ¿Hay eventos con esa banda? ¿Hay flyers? ¿No era eso un requisito en la convocatoria? ¿O no era esencial? Lo que sucede es que Alets Malafama es un cantautor que se inscribió con las dos o tres rolas que tiene e invitó a amigos para tocar y se inventó una banda. Así de sencillo. Total, es legal. El juez, o los jueces, no iban a ponerse a buscar en las plataformas de música. ¿Para qué?
Otro caso cuestionable por la comunidad, aunque no tan descarado, son los de Piedras Muertas, pues de esa banda no se sabe mucho sobre dónde tocan y han estado inactivos por muchos años. Además, ¿jóvenes? No queremos desmeritar a la banda por eso, pero la mayoría de ellos tienen más de 40 años. Creí leer del ISIC “brindar un apoyo económico a los jóvenes músicos del ámbito del rock”. En fin, con unos cuantos deslizamientos hacia abajo en Facebook puedes ver lo que han hecho en los últimos años. En YouTube hay cosas más recientes. Han tratado de renovarse. El pasado 6 de julio estrenaron su segundo video oficial, de una rola que está mal grabada en YouTube de hace 5 años, titulada Escape, la cual ahora está grabada de estudio, por supuesto. En abril anunciaron nuevo material discográfico, pero no se ha publicado. No se sabe realmente qué tan activos estaban antes del Covid. Fueron seleccionados en la máxima categoría de grupos con más de 6 años de trayectoria.
La última tocada que tuvieron los de La regadera eléctrica fue hace un año en el Museo de Arte del ISIC en Mazatlán, durante los festejos de Día de Muertos. En sus redes sociales, su penúltima publicación fueron fotos de ese evento, el 4 de noviembre del 2019, y la última publicación fue de hace unos días, cuando supieron que fueron unos de los “ganadores” de las Jornadas de Rock. Una banda con casi un año de inactividad en escenarios y redes. ¿Se puede?
Xylvia es uno de los grupos de rock más activos y serios de Mazatlán. Serios por lo que invierten. Tuvieron la fortuna de participar en el Festival de Rock del año pasado y sacaron la casta, algo que no dudamos que hagan todos los seleccionados. ¿Variedad y distribución de los apoyos? No era necesario. Antes en el Festival de Rock había una regla, en la que los grupos seleccionados de un año, no podían participar en el siguiente, pero fue abolida tras la sospechosa salida por la puerta trasera de su exdirector, Roberto Fernandez. Este ejemplo sirve para Haikú, quienes también tocaron el año pasado. Aunque tocaron muy poco, 4 canciones, por la mala organización de ISIC.
¿Se ve mal que expongamos a las bandas? ¿Que sean objeto de investigación de nuestra parte? Pues esto no es nada del otro mundo, como dicen por ahí, es lo que hay, cuando se le preguntó al respecto a Papik, director del ISIC, no dijo nada relevante y ni la coordinación artística, que maneja Alejandro Mójica, ni el juez externo Javier Antonio Escamilla, dieron la cara a estos cuestionamientos.
¿Por qué pasan estas cosas? ¿ISIC no tenía tela de dónde cortar? ¿La calidad de los otros 22 grupos no fue suficiente? ¿Sin audiciones, ni investigación, ni presentaciones comprobables, cómo iban a darse respuestas los jueces para dos de las tres rúbricas que iban a calificar, que eran ‘calidad y consistencia interpretativa de la banda’ y ´presencia escénica e interacción con el público´?
¿Costaba tanto invertir un poco de más tiempo? En el sentido de que debían, quizá, contratar a gente externa en los municipios, para dar fe a muchos huecos. Parecía demasiado fácil y legal burlar el sistema, incluso inventarse eventos, flyers, o sacarse canciones de la manga y hasta hacer todo lo posible por caber en la convocatoria (no estamos diciendo que sucedió).
Esto no tiene nada de malo de parte de los grupos, pero cuando no se cuida este aspecto, queda un mal sabor de boca en el gremio, en el que se piensa que se apoyó a quien no debía apoyarse y a los que sí se lo merecían, quedaron fuera.
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