Por Dheyna Brito
Amado u odiado el reggaetón lleva más de tres décadas dentro del mercado de la música dando de qué hablar, es el ejemplo actual de como un fenómeno musical se puede criticar e incluso prohibir y con los años dentro de un público de masas termina siendo normalizado y aceptado por todo el mundo.
Recuerdo que, cuando era niña, a mi papá le gustaba mucho pasar tiempo en internet. Dentro de las vastas profundidades del océano cibernético disfrutaba buscar películas y escuchar música; podría considerarlo un melómano apasionado y un cinéfilo de corazón. Cada vez que hablamos de música es seguro que va a mencionar a un artista nuevo y esa plática va a durar un buen rato. Desde hombres mongoles haciendo guturales, música elfica, japoneses tocando jazz, raperos franceses, metal mexa, lo que sea se les ocurra mi papá lo ha podido escuchar. Por eso no es raro que una de las primeras canciones que puedo recordar de mi infancia sea “Rompe” del reggaetonero Daddy Yankee. Cada vez que escucho el “nananana” me remota al carro de mi tío José llevándome a mi casa, yo en el asiento trasero junto a mi hermano y mi prima, escuchando juntos las últimas canciones que mi papá había encontrado para él. A mi tío José le gustaba mucho la música urbana en general, sabía de hip-hop y rap gringo.
En uno de sus tantos viajes al otro lado, se trajo un disco con ocho canciones de un género que le dijeron que venía de Puerto Rico y que se había vuelto muy popular entre los guetos latinos, le decían “reggaetón”. Cuando llegó a Culiacán ya había quedado fascinado con esta música, era explosiva, fuerte y perversa. Tenía que mostrarle rápido esto a un experto en música, así que fue con mi papá para que le diera su punto de vista. Luego de una charla le regaló el disco a mi papá y él pasó toda la noche en la computadora. Al día siguiente terminó la investigación exhaustiva sobre este nuevo género.
Había buscado al menos unas 60 canciones en las que figuraban nombres como Tego Calderon, Vico C, Ivy Queen, Calle 13, Angel Y Khriz o Mach & Daddy. Le regaló el disco nuevo a mi tío recién consagrado sacerdote del reggaetón. Mi papá estaba intrigado de saber si más gente conocía esta música. Se llevó el disco al tianguis de Huizaches, ahí buscó por todos los puestos de música si tenían algo parecido. No encontró nada, pasó toda la mañana de ese domingo buscando. En el último puesto al que fue habló sobre toda su travesía, pusieron el CD en la grabadora del vendedor. El hombre (como los otros demás puestos) no sabía qué era lo que estaba escuchando. Le preguntó si tenía más música así, pero mi papá le mintió diciendo que era lo único que tenía, le regaló el disco y se fue. Años después al contarme esta anécdota el me confesaría que se imaginó que se volvería música muy popular tarde o temprano y por eso le regaló el disco al señor del puesto.
El reggaetón es un género hibrido que viene de Panamá. Es una mezcla entre reggae, hip-hop, dance hall y sonidos afro-caribeños como el calipso, se le asocia con los canticos de migrantes jamaiquinos que trabajaron en la construcción del canal de Panamá. En un principio fue llamado reggae en español, aunque las primeras grabaciones donde ya se puede escuchar la estructura base del reggaetón vienen de los años ochenta con música por parte de Edgardo Franco “El General”.
Pero no es hasta principios de los años noventa cuando migró hacía Puerto Rico, donde recibe la atención para ser producido masivamente. Es en esta década que artistas como Daddy Yankee consolidan las bases musicales y las temáticas de este género. Puerto Rico tuvo un furor por esta música, fue tal la fama que generó en el país que a través del gobierno una de las senadoras, Velda Gonzales, lanzó campañas en la isla que censuró el reggaetón por un tiempo. Los jóvenes iban a conciertos clandestinos y vendían los casetes de contrabando.
Al final triunfó al migrar a Estados Unidos, sobre todo a las comunidades latinas como la de Miami donde se expandió. En México llegó a principios del dos mil, así como a los otros países de Latinoamérica.
En mi casa, mis papás eran los encargados de la lista mañanera de canciones. Todos los días la repetían a la hora de dejarnos en la escuela a mi hermano y a mí. Mi papá buscaba la música para que mi mamá la escuchara y eligiera lo que más le gustaba. Mis papás son, ante todo, rockeros desde su adolescencia así que dicho género era lo que generalmente se reproducía en el carro, pero desde que mi papá descubrió el reggaetón las cosas en casa se mezclaron como remix. Mi mamá había sido absorbida a esta nueva religión musical y después de su primer encuentro con el reggaetón hasta el día de hoy no hay una playlist donde no tenga, aunque sea una canción de este género.
Así llegó a mi vida. Lo escuchaba a la hora de entrada y salida de la primaria, no comprendía las letras pero me gustaba la música. El ritmo del dembow había conquistado mi casa y estaba listo para más.
El denbow es la columna vertebral del reggaetón, la base rítmica que se escucha como un “tu pa tu pa” y está presente en casi todas las formulas actuales para crear un súper hit. La primera vez que se escuchó el termino dembow fue en una canción de Shabba Ranks, en 1990, llamada de la misma forma. Dos años antes de que un joven Daddy Yankee pronunciara por primera vez la palabra reggaetón en el Mixtape 36 de Dj Playero. Un dato curioso de la canción “Dem Bow” es que está cantada en Patrois, uno de los principales lenguajes de Jamaica. La canción tiene una letra homofóbica ya que Ranks se proclamaba anti-gay y anti-imperialista. Su carrera cayó tras una entrevista donde apoyaba abiertamente la homofobia. Una de las traducciones más precisas de esta canción en español es la del General en “Son bow”.
Las tres principales críticas sobre la música del reggaetón recaen, en primer lugar, sobre la composición tan sencilla de la música; en segundo, que los intérpretes no cantan y, en tercero, por el uso del famoso auto-tune.
Que tenga una composición sencilla no hace que el reggaetón sea básico, todo lo contrario, es muy flexible y una canción puede brincar fácilmente de un género a otro sin perder su estatus de reggaetón. Este estatus se mantiene porque ante todo se sujeta a su base rítmica.
Ahora bien, si la crítica hacía la composición recae en lo simple de esta entonces también hay que deshacernos de todas las canciones que carecen de una complejidad en su composición musical digna de un Johann Sebastian Bach, aunque esto sería caer en un doble moralismo por las cientos de miles de canciones que nos gustan de composición básicas o con pocos acordes que no son reggaetón.
Los intérpretes de reggaetón en sus comienzos no cantaban, si no que por las influencias de hip-hop se rapeaba. Cuando se popularizó a nivel global comenzaron a cantar algunos de ellos, muchos no estaban vocalmente preparados. Entonces recurrían a un software que afinaba la voz para hacerla más agradable al oído. “El efecto Cher” como se le conoce al auto-tune, porque esta artista fue la primera en usarlo. Con todo y sus críticas iniciales el auto-tune ha evolucionado donde en el 2020 pasa a ser una herramienta más para la exploración artística en la música. Artistas como Rosalía usan auto-tune aunque su voz esta entrenada. O como la estadounidense M.I.A. en su último álbum donde lo usa intencionalmente para generar otras texturas de sonido.
Mi problema con el reggaetón surgió cuando dejó de ser algo familiar y al cabo de unos años lo escuchaba en todas partes. De un momento a otro no solo lo escuchaba dentro de casa, si no que se podía encontrar en las calles, cuando me subía en los camiones, dentro de las plazas y hasta en las fiestas escolares. Toda la ciudad era inundada de sonidos puertorriqueños. También había entrado en mi adolescencia: la música era algo importante en mi soundtrack de estudiante de secundaria. Como buen adolescente en principio del dos mil diez: odiaba a Justin Bieber, idolatraba a Mägo de Öz y era fan de One Direction. Eso y que al fin entendía lo que las letras del reggaetón decían. Me incomodaba mucho que mi mamá pusiera sus canciones en el carro, extrañaba la vieja música que se acomodaba más a mi actual estilo. Estaba harta del reggaetón y me parecían muy vulgares sus letras. No era muy consciente de mi sexualidad y mi pensamiento sobre esto era de lo poco que sabía. Un día en el carro mi mamá estaba poniendo su playlist, la primera canción en sonar era de la cantante Ivy Queen, fue cuando comencé a hacer caras de molestia. Inmediatamente ella me volteó a ver y me dijo:
-Bueno tú, ¿tienes un problema con mi música?
-Sí, es que es reggaetón-, le dije.
-Y qué importa si es reggaetón, a mí me gusta.
-Las letras están llenas de mensajes sexuales, mamá.
-No tiene nada de malo el sexo, es algo natural.
-Pero ella está solo hablando de eso cuando podría hacerlo de otras cosas.
-Yo creo que ni siquiera le estas poniendo atención. Esta canción habla sobre una mujer que le gusta bailar reggaetón, pero no porque lo baile significa que se va a acostar con cualquiera, ella va a lo que va, que es divertirse.
-Ah…
Mi mamá había ganado esta vez la jugada. Pero era tal mi orgullo que ahora lo volvía a escuchar a escondidas de los demás. Aunque me gustaba el reggaetón, reprimía mi amor hacia en público. Mis amigos no eran nada fanáticos de esta música y preferían hablar sobre bandas americanas con ritmos alejados de lo latino y claro en ese entonces estaba de moda burlarse del reggaetón y la gente que lo escuchaba llamándolos analfabetas o faltos de educación. Estaba bien que el rock fuera misógino, que el glam rock hablara de sexo y drogas, que Rammstein hiciera metal con letras violentas, que Scorpions tuviera una portada con una menor de edad desnuda y además se llamase el álbum “Virgin Killer”.
Estaba bien ser machista mientras tu música no fuera en español, pero cuando lo hacia un latino era atacado mientras que los artistas anglosajones seguían siendo intocables e idolatrados. Para mi conocer a la Caballota como también se le conoce a esta cantante, hizo un antes y después sobre lo que conocía del reggaetón en mi vida.
Es importante revindicar la figura de Ivy Queen porque demostraba que una mujer podía sobresalir en un género caracterizado por su machismo, podía hablar de temas sobre el empoderamiento femenino, la liberación sexual y el consentimiento. Fue la primera mujer en defender el famoso baile del perreo.
No cabe duda que la mayoría de los interpretes del reggaetón ven a la mujer como un objeto sexual. Además hablan del placer desde un punto de vista machista y patriarcal donde el hombre se ve con el derecho de poseer el cuerpo femenino. Pero ¿qué pasa cuando es de hecho la mujer la que decide tener el control sobre su sexualidad, cuando es esta música un medio de expresión sobre la libertad sexual? Hablar de que el reggaetón es malo por sus letras machistas es invisibilizar a mujeres como Ivy Queen donde sus mensajes son todo lo contrario a ser un objeto, son dejados de lado estos movimientos femeninos en el reggaetón donde la mujer explorar su sexualidad como lo es el movimiento del NeoPerreo surgido desde lo underground con Ms Nina o Tomasa del Real. Todo esto habla de cómo nuestra sociedad percibe el sexo y que tan conservadores somos ante el. Incluso sobre nuestros prejuicios a un género que ni siquiera damos la oportunidad de ser explorado en su totalidad. Al hablar de las letras no mencionamos artistas como Calle 13, Vico C y Tago Calderon que es reggaetón alternativo donde denuncian de su país los problemas entre los barrios, la corrupción, el maltrato y la violencia.
Así llegué a la preparatoria como fiel militante del movimiento donde me dediqué a bailar todo lo que cayera a mis oídos, buscaba pretextos para salir de baile como cumpleaños, bautizos, baby shower’s, bodas, borracheras de cochecera. Ya para este punto había normalizado al reggaetón dentro de mí día a día. Ya saben lo que dice el refrán “si no puedes contra el enemigo, pues úneteles” y así hice, me uní a esa música que tanto tiempo había criticado. Me uní para darme cuenta de que el reggaetón que bailaba para ese entonces ya no era reggaetón. Había perdido la mayor parte de sus sonidos boricuas y ahora lo único que quedaba de el era el dembow. Este reggaetón-pop o como YouTube insiste en llamar “nuevo reggaetón”, con estos nuevos intérpretes del género que toman la base del reggaetón y lo fusionan con sus propios sonidos alejándose de los de Puerto Rico.
Todo este movimiento con los años fue demostrando que el reggaetón se había vuelto popular, el cantante J-Balvin es claro ejemplo de como reinventarlo para explotarlo aún más cuando en 2015 comenzó a fusionarlo con la música electrónica, específicamente con el moombahton un género de reggaetón-house. Surgieron en ese periodo muchas más fusiones pero no es hasta el 2017 con la canción de Despacito de Luis Fonsi y Daddy Yankee que el reggaetón se consideraría pop o parte de la cultura popular (no por nada es el video más visto en Youtube) a nivel global.
Después de esto hubo un parte aguas en esta música, todos los artistas querían cantar con algún reggaetonero, tener un remix con DJ’s o hacer sus propias canciones.
No bastando con conquistar mí casa y luego mi ciudad, el reggaetón decidió conquistar a todo el mundo. La industria musical, sobre todo la de Estados Unidos, aprovechó esta permeabilidad global para ganar millones de dólares lucrando con el hecho de que era un sonido latino y los latinos ahora estaban de moda. Empezaron a haber debates sobre la apropiación cultural (termino que quiere decir que una cultura se adueña de elementos de otras en un sentido de dominación) ya que en esta industria los artistas anglosajones habían tomado al reggaetón y lo moldearon a sonidos más pop sin importar su contexto latino. Al estar en un nivel global comienza a influir en el mercado y esto cambia la forma en la que se percibe.
Así con el paso del tiempo todo lo que se le criticaba al reggaetón quedó en segundo plano al darle aceptación. Esto mismo le pasó al hip-hop en los 90’s, al rock and roll o al mismísimo punk. Cuando se volvió aceptado o “mainstream” el reggaetón adquirió el suficiente poder para que artistas latinoamericanos se vieran fácilmente mezclados con famosos estadounidenses, como la colaboración de Madonna con Maluma o ver a J-Balvin y Bad bunny en el último Super-Bowl a lado de cantantes latinas como Shakira Y J-lo. Es insólito contar con noticias como la manifestación encabezada por Bad Bunny contra el gobernador de Puerto Rico, Ricardo Roselló, el año pasado donde miles de jóvenes boricuas salieron a las calles cantando sus canciones en forma de protesta.
Aunque el propósito del reggaetón no es generar una conciencia o replantearse algún sentido filosófico en el, nos está demostrando que no es solamente música para bailar sino que está sujeto a las condiciones y procesos de su contexto social.
Esto quiere decir que si bien existe el reggaetón de entretenimiento el cual se baila en los antros y las fiestas, donde habla de lujos y mujeres, este no es todo el reggaetón y no está sujeto solo a entretener si no que el día de hoy sí puede tener conciencia e influir de otra forma en la gente. Hay que replantearse la forma en la que lo conocemos fuera de sus estereotipos y clichés para encontrar en el un género rico en sonidos mezcla de una larga línea de sucesión musical de nuestros ancestros.
Espero que el reggaetón viva muchos años más de manera en la que lo está haciendo ahora y si no que el siguiente género se consecuencia de la influencia del reggaetón en este. Para que ahora sí puedan bailarlo sin ningún prejuicio y el Bad Bunny no les diga “se hace la que no me conoce”. Y cómo dice Jorge Drexler: “Qué viva el reggaetón, la cumbia, Pessoa, Borges, Carmen Miranda… disfrutemos de lo que tenemos. Recién empezamos a darnos cuenta. Latinoamérica tiene un futuro muy prometedor”.
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Dheyna Brito (Culiacán, 1999) es estudiante de la carrera en Educación Artística de la Universidad Autónoma de Sinaloa. Ha realizado diversos trabajos de pintura y de actuación.
Tags: cultura general Dheyna Brito opinión reggeaton
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