Por Sergio Ceyca
En una ocasión, pasando por el centro, Julienne Cabrera (Baja California, 1989) encontró la Facultad de Artes Plásticas de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS) y entendió que ella quería estudiar ahí. El arte nunca había sido ajeno a su vida pero, a partir de ese momento, se volvió central. En esta ocasión forma parte de nuestra sección ‘Nuevo talento sinaloense’, al realizar intervención de nuestro logo.
Cabrera (Baja California, 1989) es pintora y docente, egresada de la Escuela de Artes Plásticas de la UAS en 2018, donde se especializó en pintura. Desde el 2014, ha participado en varias exposiciones colectivas, entre las cuales se destacan: La muerte y la plástica (2016), La muestra por el 60 aniversario de la Escuela de Artes (2017), Arte y Academia (también en 2017), Idea/Línea (2018) y Guías y Raíces (2020).
Entre diciembre del 2017 y marzo del 2018 participó como mediadora en la exposición Modulaciones; pintura 1898-2016, organizada, en conjunto, por el Masin y el ISIC; además, trabajó como docente en Isadi. Actualmente, es docente en el Taller sabatino de pintura de la Escuela de Artes Plásticas, y también colaboró en el proyecto Arte Culiacán y en el mural “En defensa de la Memoria” (2020) del Colectivo Juan Panadero.
La Pared Noticias: ¿Cómo fueron tus primeros acercamientos al arte?
Julienne Cabrera: El arte estuvo presente en mi vida desde pequeña. Mi padre tenía muchas postales japonesas las cuales despertaban en mi mucha curiosidad. Me gustaban verlas y pensar cómo las hacían y qué querían decir y al ser una niña les inventaba historias qué fueran de acuerdo a los personajes. Mi padre fue mi principal acercamiento al arte, recuerdo verlo dibujar y practicar shodo y eso me entusiasmaba bastante, así que lo más lógico fue pedirle me enseñara y ahí comenzó todo.
LPN: ¿Cómo fue el momento en que decidiste ingresar a la Escuela de Artes?
JC: Creo que la vida me llevó a esa decisión. Estudie contabilidad un año y aunque no me iba mal, no era lo que yo quería hacer o no me miraba en ese ritmo de vida. Recuerdo qué ya estando aquí y después de un año sabático, me cuestioné qué iba hacer de mi vida y un día, yendo al trabajo, pasé por la Escuela de Artes Plásticas, cuando aún estaba en el Paseo del Ángel, y pedí informes y ahí mismo decidí que era lo qué quería estudiar. Aún recuerdo el día que me notificaron que fui aceptada y lo primero que hice fue llamarle a mi madre y que ella me dijo: “¡Felicidades! Desde niña te ha gusta me alegró mucho por ti y tienes mi apoyo”.
LPN: He entrevistado a varios alumnos de Artes Plásticas y he notado que hay una diferencia entre lo que ellos pensaban que sería estudiar la carrera y lo que fue realmente. Por ejemplo, sus acercamientos al arte contemporáneo. ¿Cómo fue tu experiencia?
JC: La mayoría de los que entramos a la carrera creemos tener una noción de lo qué es estudiar esto; en mi caso tenía una idea muy diferente pero admito que es fácil romantizar y soñar que todo se reduce a crear obras de arte. En el camino uno puede darse cuenta de que producir algo que valga la pena no es para nada fácil, llega a ser frustrante cuando uno se enfrenta a esa realidad y más cuando ponemos resistencia aferrándonos a ciertos prejuicios. La escuela ofrece un panorama distinto y está en uno decidir qué camino desea tomar. Desde el primer año nos orientan a desarrollar un pensamiento crítico, y éste, a su vez, nos lleva a cuestionar nuestra propia idea del arte. Cabe aclarar que esto depende de uno como alumno, del plan que se desea seguir; en mi experiencia traté de aprovechar los recursos que la escuela me dio, tanto prácticos como teóricos, y siendo sincera me enfoqué en estos últimos, me ayudaron muchísimo avanzar, a interesarme más, por ejemplo, en el arte contemporáneo. Hay clases clave que permiten ir avanzando en este proceso: Estética, Análisis visual, Dibujo y Pintura experimental, por mencionar algunas; pero, volvemos a lo mismo, uno elige hacia dónde se quiere enfocar. En mi paso por Artes Plásticas conté con el apoyo de dos profesores que tuvieron influencia en mi aprendizaje, tanto teórico cómo práctico: el profesor Pedro Cervantes me ayudó muchísimo sobre todo en temas del color y la pintura, y Omar Sicairos, en el estudio del arte contemporáneo. Para ser sincera, mi acercamiento con el arte contemporáneo fue algo accidentado, pero intenté aprovechar los recursos que estuvieron a la mano y a mis maestros.
LPC: Y en base a las clases, ¿cuál fue la idea que se fue formando, en ti, del tipo de arte que querías realizar?
JC: Al ir avanzando en mi formación me comencé a dar cuenta de las distintas opciones que había para crear y esto me hizo cuestionarme sobre cuál era la línea que quería seguir. La respuesta la descubrí en un viaje de estudios en el que visitamos el Museo de Arte Abstracto, en Zacatecas. Recuerdo que al ver la pintura de Manuel Felguéres y Lilia Carrillo fue impactante para mí ya que muchas de las clases que había llevado ahí cobraron mucho sentido. Al avanzar en el recorrido conocí la obra de Fernando de Szyslo y ahí supe que la pintura abstracta era el camino que quería seguir.
LPC: ¿Cómo le contarías a alguien que no conoce el tema qué es el arte abstracto?
JC: La abstracción es el acto de extraer y replantear lo esencial de algunas realidades; de algún modo abre la posibilidad de reconocer los límites de la percepción sensorial, tanto en la captación de lo exterior como en la forma de representarlo. Para mí, el arte abstracto refiere un acto de rebeldía, proyecta una visión subjetiva, la del artista, que busca comunicar lo inefable de la realidad mediante la depuración de las formas y el color. Emplea estos recursos buscando conectar con un espectador, que por supuesto también responderá desde su subjetividad.
LPC: ¿A qué autores abstractos les recomendarías visitar?
JC: La lista podría ser extensa. Comenzaré por una artista local cuyo trabajo me atrapó desde que lo conocí: hablo de la maestra Delia Guerrero y su obra que es tan expresiva. Por otro lado, la abstracción mexicana que cuenta con fenomenales artistas: Manuel Felguérez, Lilia Carrillo, Cordelia Urueta, Irma Palacios, Rufino Tamayo. Estos artistas tienen obras muy interesantes y nos dejan ver que en México se ha producido un arte abstracto de gran carácter. En el plano internacional tenemos el trabajo de Fernando de Szyszlo, figura clave para el desarrollo de éste en América latina. Un pintor que aún produce y ha tenido un impacto en la abstracción contemporánea es Gerhard Richter. Enfocándonos más al contexto actual tenemos artistas como Alex Olson, Celia Hempton, Avery Singer, Fernanda Gomes y Leidy Churchman, por mencionar algunos que me vienen a la mente.
LPC: Antes de terminar la escuela, ¿ya empezabas a realizar tu propia producción o ésta surge al graduarte? ¿Y a partir de qué punto iniciaste?
JC: Decir que mi producción nació mientras cursaba la carrera no sería del todo cierto. Es decir, sí siento que durante mi paso por la escuela se comenzó a gestar lo que he hecho hasta el día de hoy, puesto que en mi cuarto año de la licenciatura desarrollé como proyecto final una serie de piezas entre abstractas y figurativas. Pero ahí me di cuenta de lo complejo que era producir una obra. Siento que lo que hice antes fue sentar las bases para llegar a crear algo que quizá tuviera relevancia, al menos en lo que respecta a mi carrera. Creo que mi producción cobra más seriedad luego de egresar, ya que comencé a experimentar más libremente, tanto con técnicas como con algunas temáticas. Asimismo, pude ganar comprensión en algunos aspectos teóricos que me han dado más seguridad para elegir el camino que ahora estoy transitando con mi obra.
LPC: La producción que estás haciendo ahorita, ¿cómo la definirías? Imagino que va por la rama del abstracto.
JC: Definiría mi pintura como orgánica; intento que posea una lógica y una fuerza internas que la hagan existir al margen de la realidad exterior, como un mundo en sí misma. Para llegar a esto me he inspirado en la naturaleza, no solamente recuperando y descomponiendo la apariencia de paisajes o los objetos que los pueblan, sino explorando una dimensión más profunda y misteriosa que también podemos percibir si dejamos de lado la familiaridad cotidiana con que la asumimos, cuando la rebajamos al nivel de lo humano. Hay todo un universo de emociones que se despiertan y entretejen con la obra. Quiero decir que la naturaleza también puede comprenderse como algo abstracto y es por ello que a mí me gusta esa forma de arte.
LPC: ¿Qué nos puedes decir de la intervención realizada en el logo de La Pared Noticias?
JC: A decir verdad, me emocionó mucho esta pieza porque sabía que no iba a ser fácil reunir todos los elementos, no es sólo una pintura más. Pero lo dejé fluir y pude intervenir el logo con elementos que me son familiares: trabajé con acrílico sobre papel de una manera fiel al resto de mis piezas, pero reinterpretando mi discurso a partir del modo en que iba a ser visto, o sea, no en una exposición sino en un medio de comunicación.
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