Por Sergio Ceyca
Cuando el escritor León Plascencia Ñol (Jalisco, 1968) llegó a Buenos Aires tenía un episodio muy largo de insomnio. Nada del otro mundo, ya había vivido varios. En base a esto intentó llevar un diario que, eventualmente, se cruzaría con algunas experiencias vividas en aquel país y engendraría La música del fin del mundo, su primera novela, que ha sido publicada por Salto de Página.
Una pareja viaja a Buenos Aires a pasar unos días. El hombre, Fuzzaro, es un artista conceptual mexicano que debe realizar un par de piezas que su galería le ha encargado. La mujer, Hye, es una diseñadora de modas coreana que mantiene una relación amorosa con otra mujer en Seúl. Lo que se planteaba como unas tranquilas vacaciones porteñas se transforma en un imparable viaje hacia los miedos y las obsesiones de Fuzzaro cuando ella debe volver de emergencia a Corea. Sexo y dolor. Drogas, deseo y arte. Depresión y destrucción.
El mundo ya no será igual para Fuzzaro. Diario de viaje, malograda historia de amor, lúcido relato sobre la “enfermedad blanca” del insomnio, La música del fin del mundo es una novela transparente sobre la oscura materia de la que están hechos los días.
La Pared Noticias: Uno de los temas del libro es el insomnio, ¿cómo nace de la idea? ¿El insomnio estaba desde su concepción?
León Plascencia: Sí, mira, en 2016 yo me fui a vivir a Buenos Aires. Y mientras estaba allá me pasaron una serie de cosas. Como paréntesis, no soy un hombre que duerme mucho, ya en libros anteriores he tratado el tema del insomnio. Estando allá, te digo, me pasaron una serie de cosas y una fue que empecé a leer un libro que me maravilló llamado El nervio óptico de María Gainza, que habla de varios artistas, sobre todo del siglo XX, las vanguardias en especial, y sobre ciertas obras menores de estos artistas y mientras leía me fui a los museos que menciona Gainza a ver esas obras porque me llamaba mucho la atención su acercamiento a este tema. Entonces me iba a un museo y me iba a otro y un día saliendo del museo nacional, casi enfrente vi a una pareja: un hombre occidental y una mujer oriental. Pero me llamó mucho la atención la relación que parecían tener porque ella estaba como preocupada intentando tranquilizarlo, tocarlo, y él estaba llorando desconsoladamente. Me llamó la atención la imagen. Mientras continúe en Argentina y estuve viajando a Uruguay, estuve escribiendo un diario que quería convertirlo en una larga crónica de viaje. Quería hacer un libro muy largo sobre mi estancia allá pero no le encontraba mucho sentido al texto. En algún momento tuve que regresar a México por cuestiones personales, ya tenía bastante sin dormir. El último mes en Argentina dormía una o dos horas. Al regresar a México tenía la imagen de la pareja y descubrí que ahí había una historia que contar. Me di cuenta, también, que la crónica que estaba haciendo no iba a funcionar así que metí muchos fragmentos en la novela como anotaciones propias del personaje.
LPN: La tradición de los diarios de escritores que antes solían ser muy comunes (el diario de Doestoevski o el de Kafka, por ejemplo) es algo que más o menos se ha ido perdiendo, ahorita has hablado de un diario de viajes, ¿cuál ha sido tu relación con estos textos?
LP: Tengo varios libros donde está mi relación. Uno de mis libros anteriores es una mezcla de diario con ensayo con crónica, que lo hice mientras vivía en Seúl. El libro se llama Seúl es una esquina blanca, apareció aquí en México hace ya algunos años. Es un tema que siempre me ha interesado. Incluso doy talleres sobre escritura autobiográfica, de cómo es el proceso y trabajo del diario.
LPN: Ahorita que mencionas la auto ficción: ¿cuál crees que sea la diferencia entre hace un diario literario y entre hacer auto ficción? Porque los límites parecen muy borrosos.
LP: En el caso del diario que escribí sí existía una notición del autor presente porque eran las cosas que me estaban pasando a mi al trasladarme de un espacio a otro. Cuando lo llevé a la novela, cuando le pasan a Fuzzaro, se convierten en otra cosa. De hecho, modifiqué el tono del diario mismo y lo hice funcionar dentro de una estructura narrativa. Son cosas que me pasaron a mi pero ya tamizadas por la literatura o a través del personaje de Fuzzaro.
El autor
León Plascencia Ñol (Jalisco, 1968) es narrador, poeta y editor mexicano. Director de la editorial Filodecaballos, ha publicado varios libros de poemas, entre ellos Polaroids de grullas volando bajo un cielo naranja y El lenguaje privado. En Malpaso ha publicado su único proyecto narrativo, Tratado de la infidelidad, una colección de cuentos escrita junto con Julián Herbert. Esta es su primera novela.
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