Por Sergio Ceyca
El rapero sinaloense Virusz (Navolato, 1991), está por publicar su nuevo material discográfico llamado El arte del olvido. Con motivo de dicho lanzamiento, en La Pared Noticias nos acercamos para preguntarle sobre sus primeros acercamientos a la cultura hip hop, sobre cómo ingresó a su escena local y para que nos hablara un poco sobre este nuevo álbum.
En su comunicado de prensa sobre éste, el rapero –cuyo nombre real es Marco Antonio Soberanes– menciona que el ser humano pasa gran parte de su vida buscando “la Paz y la felicidad o construyendo refugios ya sea en algo o en alguien, sabiendo perfectamente que todo, absolutamente todo en esta vida tiene un principio y un final. Lo más doloroso de esto, no es ver como tu refugio se derrumba, lo más doloroso es saber que el final es simplemente eso. El final”.
Es por eso que presenta El arte del olvido, una obra repleta de sentimientos y emociones que a través de ritmos modernos, neo R&B y con el toque urbano que siempre lo ha caracterizado. Virusz incita a mirar el declive y el desamor en su aspecto más humano, esta obra es un viaje a través de un camino repleto de angustia, dolor, llanto, desamor y soledad, pero a su vez lleno de comprensión, aceptación, iluminación y paz, ya que todos en algún momento de nuestras vidas hemos utilizado el doloroso y maravilloso “arte del olvido”. Porque olvidar no es una decisión, comenta, sino un arte.
La Pared Noticias: Bueno, de inicio. ¿Cómo son tus primeros acercamientos al hip hop? ¿Dónde lo escuchaste?
Virusz: El primer contacto que tuve con el hip hop fue cuando estaba en la primaria. Ahí en mi colonia, en Navolato, estaba el auge del break dance, entonces uno o dos días por semana se juntaban en una esquina algunos morros para hacer batallas; andaba en auge el baile y todos querían aprender. Era muy común que algunos Bboys (personas que bailaban break) se dirigieran a otras colonias a retar a los chilos de aquel vecindario. Yo estaba morrillo y, como todo, tenía la curiosidad de saber qué estaban haciendo al escuchar la música y, obvio, ellos bailaban con música rap. Ese fue mi primer contacto, sin saberlo. Fui ingresando inconscientemente porque, en ese entonces, yo ignoraba todo sobre esta cultura.
LPN: ¿En qué momento lo empiezas a escuchar más conscientemente? Y, ¿en qué momento llega la idea de crearlo?
Virusz: La conciencia de ello la tuve ya unos años después, cuando iba en la secundaria. Para entonces ya había investigado más de qué trataba el break. Mi hermano mayor hacia grafiti, él ya iba en la prepa. La inquietud de hacer rap nació un día en que mi carnal llegó con un casete; en aquel momento la mayoría del rap que escuchaba era gabacho, ya que no había más. Ya había investigado lo que ya era el hip hop como movimiento cultural y, en aquel entonces, aún no llegaba el rap en español. El casete con el que llegó era uno de Control Machete. Esa fue la primera vez que escuchaba rap en mi idioma. Ahí inició la curiosidad de empezar a hacerlo, a través del sentimiento de que, si ellos hablan mi idioma y podían rimar, también yo podía hacerlo. Inicié con el asunto de improvisar con algunos amigos, más que escribir en forma. La inquietud del rap nunca se fue de mí, siempre estuvo presente, y poco a poco lo fui puliendo más. El inicio fue eso: hacer rimas al aire. Sobre la marcha me fui dedicando más a escribir, pero seguía sin conocer algún productor, y eran temas que quedaban en las libretas como simples ideas.
LPN: El hip hop y el rap en Culiacán tardan mucho en encontrar puerto. Eso es lo que me han contado El Enfermo y el Salvado, que al inicio hacían muchos conciertos, pero casi no iba nadie. Así que hacer rap en nuestra ciudad se volvió un trabajo de picar piedra. ¿Cuándo empiezas a tocar y vives esta situación?
Virusz: Cuando formalicé mi proyecto fue en el año 2010. En ese entonces contacté con Manuel Rodríguez, mejor conocido como DJ Kozmoz. A través de él mi intención no era grabar y producir un disco más bien era un asunto personal. Entonces no pretendía ser un artista ni nada, sólo tener un material para guardarlo y, en un futuro, enseñárselo a mis hijos. Sin embargo, durante el proceso de grabación, DJ Kozmoz me proponía conseguir dónde tocar, promocionar el disco. Empezar a ver el trabajo con la intención de hacer público mi trabajo y, realmente, gracias a él entré de lleno en la escena. Gracias a él tuve mis primeros eventos. Luego contacté con El Enfermo, quién me invitó a más eventos. Esto fue en el lapso entre 2010-2013. Con ese primer material en la calle empezamos a salir del estado, visitamos otras ciudades del país. Y este proceso poco a poco, como todos te han dicho: la escena del hip hop local no es más que chingo de esfuerzo de un montón de personas que están involucrada en ella, que continúan al pie del cañón organizando eventos. A mí me tocó picar piedra desde que incursioné en la escena, cuando toqué puertas. Gracias a Dios, en este punto hemos visto como ha ido evolucionando; y actualmente hay más espacio, más apertura de los medios, el hip hop se está volviendo más común. La gente ya lo acepta y lo escucha. Ya puedes ver rap en festivales grandes, donde antes no había. Eso ha sido un proceso que involucra a muchas personas mucho antes que yo.
LPN: ¿Qué materiales discográficos has publicado?
Virusz: Como solista, ya tengo tres discos: el que estoy trabajando y que va salir es el cuarto como solista. También está el disco en colectivo con Anarky Gang (2019). El primer disco de solista fue Poesía toxica (2013), luego Street this (2016) y el tercero es Tras la sombra de mi ego (2018). Mi próximo proyecto se llama El arte del olvido, que sale en las próximas semanas.
LPN: Hasta el momento, ¿cuáles son los temas que más han permeado en tu música?
Virusz: Desde que empecé a escribir mis primeros temas, siempre he dicho que habló de mí y de mis vivencias. Todo lo que plasmo es sobre mis experiencias, mis sentimientos. No es tanto por este cliché del rap de que se rapea de cosas reales, si no porque yo no me creo capaz de grabar o decir algo que no sea cierto, entonces simplemente hablo de lo que veo a mi alrededor. He hablado de temas sociales que pasan en mi entorno o mi comunidad; he hecho temas más conscientes sobre el esfuerzo de intentar llevar el hip hop hacia algo más positivo; temas para pasarla bien, que son más chillin’, más relax, más fiesta. Prácticamente puedo decir que dejo, en cada tema, pedazos de mí. Y la magia de la música es que cuando expones tu trabajo y tu espíritu existan personas que conecten con esos sentimientos; porque es algo muy propio y al volverlo público, la magia de la música es que las personas se conectan con ello, y te dicen que tal frase les recuerda a tal hecho que vivieron. Para mi es muy chingón que allá fuera hay mucha gente que escucha algo de ti y lo adoptan. Además, ¿de quién más voy a hablar si apenas me conozco a mí?
LPN: ¿Qué podrías decirnos de El arte del olvido?
Virusz: El arte del olvido realmente es un álbum bastante personal. Es un rollo espiritual. Habla de que todos en cierto punto –partiendo de que no hay sentimiento más universal que el amor—hemos experimentado el amor y el desamor. Hasta la persona más dura puede sufrir por ellos. Tener algo muy bueno con alguien y que de pronto deje de ser, y en ese punto olvidar es algo que cuesta mucho. Esto se transforma en un proceso de sanación donde se sufre. A final de cuentas es como una montaña rusa: a veces estás abajo, a veces arriba, pero todo se olvida, todo se supera. A veces creemos imposible superar un amor, aunque sucede. En ese aspecto este material plasma el proceso del olvido. Al final, creo que es por eso que es un arte el olvidar: ¿quién no ha tenido un amor al que considera la persona indicada y que al final no lo es? Se necesita mucho valor y mucho esfuerzo y muchas lágrimas, necesitas llegar hasta el fondo y después subir sabiendo que todo va a estar bien, que es un proceso natural en los seres humanos.
LPN: ¿Qué proyección tienes para difundir este nuevo material?
Virusz: Tratándose de algo tan distinto y diferente, está fuera de mi zona de confort musicalmente. Realmente llegué a tener la idea de ni siquiera sacarlo a la luz. Pero muchas personas me han dicho lo contrario–he discutido esto con mucha gente, como mi esposa. Como es más Flow y más tranqui, he llegado a pensar que la escena de los raperos reales va a decir que soy un vato vendido, que quiere hacer cosas comerciales y en realidad ese material lo tenía que sacar sí o sí. Si yo me lo quedaba ahí, iba a haber algún problema. Es como cuando traes algo en tu sistema y necesitas desecharlo. Cuando terminé de escribir, lo empecé a analizar musicalmente y lo encontré interesante. Al ser un tema universal va dirigido a todo mundo. Sé que es quizá el proyecto más digerible que he realizado y creo que la proyección va por ahí: impulsarlo no a la escena hip hop sino también a las personas que no tengan nada qué ver con esta cultura para mostrarles un poco de ella y así canalizarlos a la escena local. Hacia allá va. Es por eso que no me molesta que sea un álbum muy digerible que podría ponerse en cualquier radio, en cualquier televisora, para así mostrar mi mensaje y demostrar que el hip hop y el rap también puede competir con cualquier otro género musical. Que no se va a censurar sino que también puede estar al alcance de la mano de todos y que sea aceptado. Y, como te digo, este proceso o visión que tengo ahora no la tenía cuando estaba escribiendo el material.
Canciones de ocultamiento: Virusz
Iniciamos esta nueva sección en las entrevistas de La Pared en las que se pregunta a los músicos invitados sus ‘canciones de ocultamiento’. Según el músico australiano Nick Cave, son un tipo de canciones ajenas que conoció al escuchar Songs of love and hate, de Leonard Cohen, siendo niño: “estas canciones no son sólo santas o sagradas, sino que son canciones de ocultamiento –lo que los aztecas llamaban canciones carroña– que tratan exclusivamente sobre la oscuridad, la ofuscación, el encubrimiento y el secreto. (…) el propósito de estas canciones ha sido apagar el sol, crear una larga sombra y protegerlo del corrosivo brillo del mundo”.
Posteriormente ha explicado que: “es como si hubieran sido escritas contigo en mente y que nadie pudiera entenderlas del modo que tú lo haces. Mis ‘canciones de ocultamiento’ sirven como una forma de refugio para mí y lo han hecho durante años”. En el caso de Virusz, son las siguientes:
- Almohada, de José José. Soy una persona solitaria y no hay pieza musical que refleje más lo que realmente se siente estar solo que esta canción de José José.
- No nací para amar, Juan Gabriel. Es una pieza musical que me encanta, siempre siento algo muy intenso desde que inicia la rola. Es perfecta, en su totalidad.
- El reloj cucú, de Maná. Es curioso porque es la única rola que me sé de Maná. También es una canción monumental hablando de sentimientos y cada vez que la escucho tengo que detenerme y escucharla de nuevo, y poner atención a cada palabra y refugiarme ahí.
- No dejes qué, Caifanes. Es un mensaje muy poderoso. Yo soy un obsesivo del tiempo y esa canción refleja las cosas que no hicimos en el momento que tuvimos que hacerlo y, por ende, el arrepentimiento con el que siempre vas a cargar. Entonces, mi obsesión por el tiempo hace que esa canción sea un refugio.
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