Por Sergio Ceyca
En su libro Línea Dorada. Los lobos al acecho, Fernando Coca Meneses (Ciudad de México, 1966) pone sobre la mesa una investigación que parece esclarecer que los problemas ocurridos con la construcción y mantenimiento de la Línea 12, o Línea Dorada, en Ciudad de México fueron parte de una conjura política con los implicados.
Coca Meneses tiene décadas trabajando en diversas instituciones y, a la par, de llevar una trayectoria como periodista. En esta ocasión, realizó una investigación personal durante diversos años para ver cuál fue el meollo del asunto en el escándalo que se inició por las afectaciones a la Línea Dorada, que ha sido la de más reciente construcción durante la administración de Marcelo Ebrard, en Ciudad de México.
El resultado es un libro a la par investigación y archivo para una serie de documentos que parecen esclarecer otra situación sobre el tema.
Les platico de mi libro Línea Dorada, los lobos al acecho. Quién ordenó cerrarla? #linea12 #MetroCDMX pic.twitter.com/1Is2DpaYko
— Fer Coca (@Fercoca) January 15, 2021
La Pared Noticias: Bueno, para empezar una pregunta interesante para los colegas. Tienes una larga trayectoria en medios, ¿cómo fue saltar del trabajo del día a día a una investigación en forma de libro?
Fernando Coca: Primero, ir recabando los documentos, entrevistarme con personajes que sabían del tema (ingenieros, funcionario y ex funcionarios del metro, buscar por todos los medios posibles documentales) y en los ratos libres de un reportero –esas noches de insomnio – irle dando forma a la investigación que estaba planeada para ser un reportaje que terminó en libro.
LPN: ¿En qué momento empiezas a ver estas discrepancias sobre la construcción de la línea dorada que te interesa para dedicarle tanto tiempo?
FC: Desde el primer momento. A finales de los ochentas yo trabajé en el metro, en comunicación social. Me tocó aprender del funcionamiento del sistema y en verdad que no había concordancia entre lo que el gobierno de Mancera y la administración de Joel Ortega en el metro, con lo que realmente sucedía en términos técnicos en la línea 12.
LPN: Para las personas que no conocen bien el asunto histórico de la Línea Dorada, ¿cómo fue la creación de esta línea de transporte colectivo?
FC: Desde finales de los ochenta, el metro de la CDMX no había tenido la construcción de líneas del metro. En los primeros gobiernos electos, el del Ingeniero Cárdenas y el de AMLO, no hubo obras en el sistema. Cuando llega Marcelo Ebrard, decide construir una nueva línea de metro pues la ciudad ya está saturada de autos. Y decide que el proyecto corra de las dos delegaciones más pobres de la ciudad –Tlahuac e Iztapalapa –hacia la demarcación mejor calificada en el nivel de vida del país que es Benito Juárez, que también es de las zonas con mayor crecimiento económico.
LPN: ¿Cómo inicia la persecución política contra los encargados de la línea?
FC: Hay un elemento que contribuye a la insidia política: la Casa Blanca de Peña Nieto. Cuando Mancera y Ortega se dan cuenta que no pusieron cuidado en la línea 12 y comenzaron las fallas, también se dio, en una línea de tiempo, el escándalo de la Casa Blanca. Gobernación y presidencia le reclamaron a Mancera el tema, argumentando que él había filtrado información a los reporteros de Carmen Aristegui lo de ese inmueble y él culpó a Ebrard. No fui yo, fue Marcelo, argumentó.
LPN: ¿Cuáles eran las fallas que argumentaban?
FC: Primero dijeron que el trazo de la obra estaba mal realizado; después argumentaron que las vías y las ruedas (ambas de metal) no eran compatibles. Después cambiaron el argumento de que el booguie (que es la pieza donde van las ruedas) no era compatible con ruedas y vías. Luego vino el tema de que los trenes eran los que estaban mal. Más tarde argumentaron que el financiamiento de la obra no era el óptimo. Nunca pudieron justificar sus argumentos.
LPN: ¿Cómo fue la persecución? Recuerdo que empezaron a haber juicios.
FC: Primero comenzaron a criticar la “lentitud de la obra”. Después dijeron que no se había entregado en condiciones óptimas, y luego que encontraron desvío de recursos. Sin embargo, Ortega recibió el Mateo sin queja alguna. Cuando comenzaron con el tema del financiamiento, inició la persecución de los funcionarios de Proyecto Metro, la entidad creada para construir la línea 12. A Partir de ahí comenzó la cacería a más de 50 personas y, al final, fueron unas 30 las que tuvieron que enfrentar juicios penales, administrativo y algunos fueron inhabilitados. Con el paso de los años, cada uno de los acusados fue ganando los juicios. Los exoneraron y el gobierno de la ciudad ha perdido casi todos los juicios. Digo casi porque hay algunos que no concluyen pero también los van a perder.
LPN: ¿Y cuál crees que pueda ser la reparación del daño en esta situación?
FC: Creo que los denunciados, una vez concluidos sus juicios, deberían contrademandar. Los deshicieron la vida. Los persiguieron, se agandallaron con ellos. Al final el Tribunal Superior de Justicia sentenció al gobierno de la ciudad a pagar el contrato con el Consorcio Constructor lo pactado en el contrato. No hubo fallas en la línea 12, todo fue una estrategia política mal diseñada y peor ejecutada por Mancera y sus aliados.
LPN: En el marco de esta reparación, ¿en qué podría ayudar tu trabajo?
FC: Expuse con toda claridad cómo se armó el caso. Algo muy importante, la revelación de Víctor Hugo Lobo, entonces diputado y miembro de la comisión legislativa que “investigaba” las fallas. Es él quien revela que manipuló un dictamen para darle coherencia a la narrativa del gobierno de que había que cerrar la L12. Si manipularon eso, por qué no pensar que armaron los casos en contra de los acusados de Proyecto Meteo. No tengo la seguridad si esa acción de Mancera y Lobo constituya un delito o una falta y a qué grado para que los que fueron acusados pidan al gobierno de la ciudad se le indemnice.
Tags: Fernando Coca Meneses Línea Dorada marcelo ebrard Miguel Ángel Mancera
0 Comentarios