Poema al no amor
Por Gabriela Camacho
Quemando noches supe que no te amaba. Me amaba más a mí misma.
Supe también que la sonrisa falsa a tu lado, la cubría con momentos felices y sonreía.
Juraste amor, que era ilusión partida como desierto seco.
De noche fría, de día reseca. Y en silencio mares de llanto.
Creo que aún te quiero, pero no te amo. La costumbre a veces ahoga y enajena.
Un devaneo, que no fue pleno. Fue confusión y creo que tuya.
Eras mi narración diaria, buscaba en ti mi novela. Hoy quemé las hojas.
Hay tinta desvanecida.
Párrafos sin sentido.
Noches sin letras.
Volví a empezar pese a quemé mis manos y mi dignidad.
Las cicatrices se mantienen, pero el horizonte es fijo.
Aún lo busco, lo veo de lejos.
Me rescato en él y pienso. Comienzo a leer.
Confinada, pero libre. Jamás lo imaginé.
Siempre fui débil para tomar decisiones. Esta no.
No eras mi vida, esa soy yo misma, me tarde en corresponderme.
En darme cuenta.
Espero el día en que se acabe lo podrido. Las palabras sucias que lastimaban el alma, los golpes absurdos que para ti no eran golpes. Así eres.
Las frases perfectas de tus sentimientos que ofendían los míos. Las caricias fuertes, las que dolían.
Total, tuve el valor y duele.
Pero dolía más contigo.
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