Se renueva la Academia de Historia de Sinaloa

Por Alexander Quiñónez

Cada tiempo trae sus retos, y en lo que al estudio de la historia en Sinaloa se refiere, una estafeta ha pasado a nuevas manos. La Academia de Historia de Sinaloa A. C., el organismo que agrupa a los historiadores profesionales de Sinaloa, ha renovado su dirección.

Siguiendo una tradición comisionada previamente al doctor Arturo Carrillo Rojas, al maestro Francisco Padilla y a los doctores Rigoberto Rodríguez Benítez y Gilberto López Castillo, la presidencia ahora pasa a encabezarse por doctor Félix Brito, para el periodo 2014-2016.

El presidente saliente, doctor Gilberto López Castillo llevó a su primera década de vida a la Asociación, que él espera se mantenga como un espacio de expresión de los historiadores, como conciencia crítica para la defensa de nuestro patrimonio histórico y como un ente propositivo en cuanto al quehacer profesional, siempre fuera de actividades partidistas y en general, como una instancia colegiada de la sociedad civil y referente en cuanto a la disciplina histórica en Sinaloa.

Y con la estafeta en la persona del doctor Brito eso es, por fortuna, seguro.

Notable académico, ganador en 1997 del Premio Estatal de Investigación Histórico Social y Cultural, con el trabajo titulado La política en Sinaloa durante el Porfiriato, libro editado en 1998 por el DIFOCUR (hoy ISIC) cuando todavía la institución cumplía con su quehacer y deber normativo de editar los trabajos acreedores al citado Premio. Y libro en que, en palabras de su prologuista Sergio Ortega Noriega, el autor “aporta una concienzuda investigación sobre aspectos políticos de la era de Cañedo, etapa de suma importancia e el proceso histórico sinaloense, de donde surge el Sinaloa contemporáneo. Una investigación de alta calidad por el meticuloso examen de las fuentes, el diseño de un idóneo método de análisis y su sistemática aplicación, que no solo resuelve el problema indagado, sino que, además, abre nuevas vías para el conocimiento del porfiriato en Sinaloa y plantea nuevas preguntas que posteriores investigaciones deberán resolver”.

Originario del municipio de Concordia, Félix Brito Rodríguez es un investigador universitario, miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) y del Cuerpo Académico de Historia Sociocultural de la Facultad de Historia de la UAS. Forjado en licenciatura y maestría por la alma máter de Sinaloa y en doctorado por el CIESAS-Occidente, tiene más del doble de libros (de los que en general se pueden encontrar) y hasta un dispositivo para leer microfilms en su oficina de la Facultad de Historia, donde lo visitamos para conocer las perspectivas y planes de su recién iniciada gestión.

Para empezar, dice él doctor, se trabajará en tener presencia y consolidación hacia el exterior, no solo en medios sino con organismos, y se buscarán acercamientos con todas las instituciones necesarias, como el ISIC, el INAH y otras más. Ello, aclara el doctor Brito, “no limitará a la Academia en el mantener la voz crítica en pro de la defensa de nuestro patrimonio cultural, como lo fue su participación decisiva en el rescate del Archivo Histórico del Congreso del Estado de Sinaloa con motivo de su inundación provocada por el Huracán Manuel, o mediante el posicionamiento y denuncia pública en casos como el del intento de construcción de baños públicos bajo la Plazuela Obregón, en los meses recientes”.

Señala que con el doctor López Castillo se logró una consolidación al exterior, cada dirección ha estado subiendo el nivel, pero también hay aspectos a fortalecer, como el número de afiliados, por ello entre los planes próximos se tendrá una campaña de afiliación.

Uno de los proyectos de ésta gestión que más va a dar de que hablar seguramente será el de llevar a cabo seminarios de investigación con reuniones muy periódicas y temáticas especificas, a ser decididas por los agremiados, para generar nuevo conocimiento sobre tópicos de historia regional. Claro esta, con la publicación y difusión de los trabajos resultado de los seminarios.

Explica que otra área de trabajo viene a ser el concientizar sobre lo que ofrece la Academia y ofrecer más herramientas de actualización a los historiadores miembros, como diplomados, cursos, seminarios tanto para la investigación como para la enseñanza, que es una de las áreas con más demanda de trabajo para los historiadores.

Para el académico y catedrático, hace falta que el periodismo cultural le de más lugar a la historia, “porque entre investigadores sabemos los temas que trabajan unos y otros, y eso le debe llegar a la sociedad, no necesariamente con una revista, pero si con espacios, -quizá uno electrónico-, para la difusión y divulgación del saber histórico de nuestro estado”, expresa el universitario.            

En el evento de Toma de Protesta del nuevo Consejo Directivo de la Academia de Historia de Sinaloa para el periodo de 2014-2016, que tuvo lugar el viernes 21 pasado, en el Modular Inés Arredondo de Culiacán, -alrededor de las seis de la tarde, el doctor Brito externó a los cerca de sesenta asistentes al evento la información y planes que compartió en la citada entrevista un par de días antes. El Consejo Directivo del doctor Brito se compone por el doctor Martin Sandoval Bojórquez, como Secretario; el M.C. Teodoso Navidad Salazar, como Vocal y la M.C. Fabiola Gaxiola López, como Tesorera.       

En la mesa de presídium lo acompañaron el presidente saliente de la Academia, doctor Gilberto López Castillo, el C.P.C. Pedro Tapia Arellano, Presidente de la Asociación de Colegios de Profesionistas de Sinaloa A. C., así como el doctor Juan Salvador Avilés, director del Instituto Municipal de Cultura de Culiacán y María Luisa Miranda, directora del Instituto Sinaloense de Cultura, en representación del gobernador del Estado.

Todos los miembros del presídium externaron su mensaje a la nueva gestión y dirección de la Academia y el doctor López Castillo rindió su informe de labores.

Por su parte, debido a los muchos puntos de la larga intervención de la directora del Instituto Sinaloense de Cultura, licenciada María Luisa Miranda, mismos que ameritan su cita y análisis, osaré incluirlos en este texto, que es a su vez todo lo que pensé y cavilé sobre el asunto por ella comentado durante el evento en cuestión.

La licenciada María Luisa Miranda expresó que más que darle algo a los historiadores, el papel del instituto acaba siendo el de recibir aportes de ellos por su importante labor. Recibir, en sus palabras, “lo que los historiadores aportan a las instituciones y a la sociedad”.

Casi irónico suena eso viniendo de alguien que por años tuvo sin convocar el premio más importante de investigación de Sinaloa, el Premio Estatal de Investigación Histórico Social y Cultural, que han ganado investigadores como Liliana Plascencia, Pedro Cázares Aboytes y el mismo doctor Félix Brito, (los tres aquí mencionados historiadores) siendo ella la directora del organismo convocante, tampoco ha impreso los ganadores de años pasados, que aún no ven su trabajo difundido. Ella dice que se hará una antología de los premiados, con un comité que elija los mejores trabajos. Pero muchos de los premiados no han visto siquiera la luz de nacer en papel y tinta, y la convocatoria no lo dice así.

Dijo la licenciada Miranda Monrreal muchas cosas interesantes y que por poco seguro logran un enojo público (e iracundo) de varios asistentes; es decir, expresó que “asume toda la responsabilidad por el retraso en la entrega de la Enciclopedia de Historia Temática de Sinaloa que espera poder presentar ya el primer semestre del 2015”, y lo dice a un auditorio lleno de apasionados por la historia, gente que a diferencia de ella, sabe y entiende que el conocimiento se va estructurando con aportes colectivos, a veces de toda una vida, y que naturalmente un trabajo de investigación tan extenso como una Enciclopedia es usual y respetablemente entregado y presentado por partes.

Buena parte de la Enciclopedia, es decir cinco de los seis tomos, están listos desde hace varios años. Lo sé porque se me ha permitido ver el archivo digital. Lo triste es que ella, María Luisa Mirada, quien en múltiples momentos a externado que se considera educadora, ha dejado que su interés meramente personal, -y por tanto poco profesional, por el Tomo de Educación (sexto y último tomo de la Enciclopedia) retrase la presentación y publicación de los otros tomos, listos para salir a las manos de los investigadores y todos los interesados por la historia de Sinaloa desde hace años. El trabajo de ése tomo, que le fue encargado a Miguel Ángel Rosales Medrano, experto investigador del área, dijo Miranda Monrreal “acaba de concluirse recientemente, y se encuentra en edición en la editorial Andraval”. Dato también interesante, si se recuerda que el ISIC mismo cuenta con la capacidad de editar publicaciones, algunas excelentes, desde hace décadas. Entre sus filas tienen, por ejemplo, al maestro de los mejores editores de Sinaloa. ¿Qué entonces el departamento editorial del Instituto no es capaz, o digno de editar la Obra?, ¿no existe para esas cosas?

Cómo señaló el doctor López Castillo en su intervención, parece que el área editorial del Instituto Sinaloense de Cultura estuviese desde hace mucho tiempo tomada por la literatura. Circunscrita a ella, abandonado la otra faceta y razón de ser del ISIC: la cultura regional (folklore, historia, patrimonio y demás).

Peor todavía cuando lo muy poco editado sobre cultura regional es demasiado oficialista, poco inclusiva, kitsch y de relumbrón, que acaso recuerdan lo bueno y grande de nuestro pasado, pero no lo razonan para resolver nuestros problemas presentes.

A manera de ejercicio y centrándonos en la presente administración sexenal: si tomamos en cuenta el alto número de libros de áreas literarias editados por el ISIC, frente al número de libros de áreas académicas y temáticas de investigación (como los libros no impresos del Premio), el señalamiento argumentado por el doctor e investigador del INAH es una verdad clara, casi una llamada de alerta.            

Miranda Monrreal también externó la novedad de que (ahora que la administración esta casi saliendo) se han puesto a restructurar el organigrama directivo y operativo del ISIC, pero no está creando algo nuevo, como intentó hacer creer en su intervención, sino regresando al ISIC a muchos de los formatos de dirección que se tenían hace veinte años; ejemplo de ello es que habrá un área de investigación histórica (a pesar de que tienen la de Patrimonio Cultural a pan y agua) y ya la dirección de Investigación ya existía en los años de DIFOCUR(antes de ser rebautizado como ISIC), por algo el organismo era la Dirección de Investigación y Fomento de la Cultura Regional. De hecho el merecidamente reverenciado y añorado exdirector del DIFOCUR, M.C. Ronaldo González Valdés ocupó la dirección de Investigación (en el DIFOCUR), -cuando ahí todavía se investigaba como se debe-, durante la dirección general del organismo en tiempos de Sigfrido Bañuelos. Después de ello llega a la dirección general como se debe llegar: con trabajo logrado y probado antecediéndolo y no como premio por su lealtad hacia Alguien,  y no hacia algo.  

Un problema salta a la vista en esa área histórica y es la falta de investigadores hoy en día en el Instituto: de investigadores, recursos, marco de acción… Expertos se consiguen, pero cuatro años demuestran que no hay mucha voluntad para mejorar esas áreas del ISIC. Hay que recordar que ya como directora la licenciada Miranda tardó más de un año en visitar el área de Patrimonio. Encantador es que las gestiones de contar con una dirección de investigación histórica, vengan de alguien que de acuerdo a miembros de la comunidad cultural de Ahome,  no realizó ninguna clase de crítica desde su puesto como importante funcionaria de la cultura municipal, mucho menos de condena, cuando en Los Mochis se tiraban las centenarias casas de los fundadores de la ciudad para construir Burger Kings, eso en 2009. Qué se puede esperar entonces de una dirección (aún por crearse) que rendirá cuentas a alguien que ha probado no darle importancia a la destrucción y perdida de inmuebles tan históricos y de importancia vital para entender la identidad de esa ciudad, natal de gran parte de la actual directiva gobernante de un estado en agonía.

Ya en un artículo de octubre de 2013 que publiqué en un conocido semanario describí cómo el no convocar al Premio de ensayo y el no publicar siquiera el primer tomo de La  Historia Temática de Sinaloa, eran muestra clara de que con esta administración “cultural” los años pasan sin un fomento claro a lo que es la cultura. Cosa que no se puede fomentar institucionalmente sin una política cultural, asunto del que en Sinaloa se puede decir, se carece. Al menos a un año de aquel artículo el ISIC parece siembra pininos para tener más investigación al interior de sus paredes. Pero no es algo que merezca el beneficio de la duda, ni alguna forma de esperanza por una buena administración cultural.

Por su larga intervención, el evento inaugural de una exposición de fotografía en el Museo de Arte de Sinaloa, inicio tarde, pues parecía imperante la necesidad, suya, de estar presente en los reflectores de ése otro evento, artístico aquel.
Me pregunto si sabrá que la continua exposición a los flashes de cámaras puede tener consecuencias nocivas.

Como ahí ella misma dijo, este fue el año en que se dio cuenta de que el dirigir la política cultural de Sinaloa es el darse cuenta “de que vas en un tren a toda marcha”. Lamentablemente eso ha sido la gestión de la cultura estatal este sexenio, el año que no fue “de aprendizaje”, acaba siendo el de despidos injustificados, de galerías cerradas por cuatro meses, de vehículos oxidándose por falta de uso y mantenimiento, de músicos de orquesta y profesores a los que no les pagan su último cheque mientras se encuentran muriendo de cáncer (sin seguro médico) o de dar empleos en la institución de manera nepótica; por el estilo de lo que hipotéticamente sería el dar “trabajo” al yerno manejando las redes sociales (Facebook, Twitter) ganando eso sí, sueldo de director de área y dependiendo directamente de dirección general.

Esa intervención fue lo más interesante, -por su alto número de declaraciones, algunas algo fuera de lugar- en el evento de toma de Protesta del nuevo           Consejo Directivo de la Academia de Historia de Sinaloa A.C., que reitero, podemos asegurar que tiene en la persona del doctor Brito a un presidente capaz, que sabe en la faceta del conocimiento pero también en la de saber hacer.

Antes de contactarlo para hablar  con él sobre sus planes para la Academia apenas y habíamos cambiado un par de palabras, en la vida. Sin embargo, lo precedían su trayectoria y el respeto que por él y su obra tienen sus alumnos, amigos mío de toda la vida muchos de ellos. Si el trabajo y el mérito fueran ley, o al menos regla consensuada, otra cosa fuera de nuestra tierra.

En sus propias palabras, en su gestión al frente de la Academia de Historia de Sinaloa, el doctor Brito expresa que se trabajará en la actualización, la consolidación y el crecimiento de la representación y labor de la Academia en más ciudades del Estado, siendo esto último posible vía corresponsalías y ser así, efectivamente, de Sinaloa, cuya historia es el campo fértil del quehacer historiográfico y de divulgación de esta noble Asociación, que se renueva y re-estructura con democracia y conciencia. Misma que a diferencia de otras más grandes, con relativamente poco, pero con cabeza y ganas, hace mucho por la construcción de un mejor mañana para Sinaloa y su historia, su mañana.

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