Fashion Police: la red de lavado desde Culiacán a Los Ángeles

Culiacán, Sin.-El secuestro de un gringo en un rancho de Culiacán, en octubre de 2012, inició en Estados Unidos una de las investigaciones más arduas contra el lavado de dinero de los grupos criminales que operan de este y del otro lado, según información difundida por el gobierno estadounidense.

Un golpe a las finanzas del cártel de Sinaloa, que se ha especializado en el blanqueo de activos sin ser percibido fácilmente, con un nuevo “modus operandis”, que involucra a empresas especializadas en venta de ropa del distrito de la moda de Los Ángeles y a una reconocida empresa sinaloense: María Ferré, fundada en 1992 por el empresario Luis Ignacio Muñoz Orozco, y que actualmente cuenta con 32 sucursales en varias ciudades del país.

Muñoz Orozco fue a principios de la década pasada presidente de la Cámara Nacional de Comercio de Culiacán, más tarde fue jefe de la Oficina de la Secretaría de Desarrollo Social, con Heriberto Félix Guerra a la cabeza, y tras el fin del sexenio de Felipe Calderón, pasó a un bajo perfil. Actualmente, indican algunas fuentes, tiene su residencia en la Ciudad de México.

Ayer, el FBI y la DEA en conjunto con el DOJ, revelaron que la operación Fashion Police dio como resultado la confiscación de 65 millones de dólares al cártel de Sinaloa y la detención de nueve personas.

La Corte de Distrito de Los Ángeles desclasificó una acusación judicial en contra de Jong Hack Park, alias Andrés Park, de 56 años, de la empresa La Canadá-Flintridge; Sang Jun Park, de 36 años, de La Crescenta, y José Isabel Gómez Arreola, alias Chabelo, de 49 años.

Todos ellos fueron detenidos en el llamado distrito de la moda de Los Ángeles y actualmente están bajo custodia.

En el mismo expediente, CR-1400372, consultado por La Pared, aparece como coacusados tres culiacanenses vinculados a la tienda María Ferré, boutique especializada en ropa de tallas grandes y de maternidad, entre ellos, claro, su dueño y fundador: Luis Ignacio Muñoz Orozco.

Los otros acusados son el contador de la empresa, Armando Arturo Chávez Gamboa, y la empleada que cuyo papel era mover sumas de dinero de una tienda a otra: Daysi Estrada Corrales.

Básicamente son tres los cargos por lavado de dinero los que tendrán que enfrentar los involucrados en esta acusación federal en Estados Unidos.

Muñoz. Hombre de confianza de Heriberto Félix Guerra.
Muñoz. Hombre de confianza de Heriberto Félix Guerra.

¿Cómo de descubrió a María Ferré?

Según el expediente desclasificado por la Corte de Distrito de Los Ángeles, la empresa sinaloense se vio involucrada cuando el 13 de septiembre de 2012 un socio distribuidor estadounidense se le perdió la cantidad de 100 kilogramos de cocaína, por lo que el pago de la droga no se efectuó.

En venganza y para recuperar lo perdido, los testaferros del cártel de Sinaloa secuestraron al gringo y lo llevaron a un rancho en las afueras de Culiacán. El documento no señala el nombre de la propiedad.

Dos tipos son señalados por sus alias: El Ruso y Polo. Según el testimonio del secuestrado, ellos estuvieron en el plagio.

Ahí lo tuvieron en cautiverio, torturándolo a golpes y choques eléctricos. A la familia del plagiado le pidieron la cantidad de 140 mil dólares para cobrarse por la cocaína perdida.

Fue en diciembre de 2012 cuando la familia del plagiado entregó a los miembros del cártel de Sinaloa la cantidad de 100 mil dólares.

En la página 9 de la acusación, titulada Lavado del rescate, se señala que los 100 mil dólares fueron entregados en la sucursal de Q.T. Fashion de la calle East 12th Street en Los Ángeles.

El 14 de diciembre, a la víctima se le proporcionó un número telefónico, se comunicó con Sang Park, de la tienda Q.T. Fashion. En la trastienda, Park contó el dinero en efectivo del rescate.

Entonces Sang Park se comunicó con Daysi Estrada Corrales, y por medio de un correo electrónico le informó cómo debería distribuirse los 100 mil dólares  em compra de mercancía de ropa para María Ferré.

A continuación, el expediente de la Corte señala un total de 28 depósitos en efectivo que iban desde los 8 mil dólares hasta pequeñas cantidades de menos de mil, que la empresa sinaloense recibió ese 2012.

Sin embargo, a la familia de la víctima se le pidió para cerrar el pago de la cocaína perdida 40 mil dólares más, que también habría recibido, bajo el mismo modus operandis, la boutique sinaloense.

En Culiacán, la gente fue informada de que el dinero estaba disponible, por lo que el secuestrado fue liberado más tarde.

El hilo de la madeja

Fue esta historia la que, según el gobierno gringo, provocó que se fuera descubriendo los depósitos en efectivo que se realizaban de las sucursales en Los Ángeles hacia María Ferré, encubierto el lavado gracias a la compra-venta de ropa.

La acusación señala puntualmente los montos que se cruzaban por correo electrónico entre los tres hombres detenidos ayer y Daysi Estrada, quien trabaja para Luis Ignacio Muñoz.

Depósitos que iban desde los 90 mil dólares hasta cantidades por debajo de los 20 mil y 10 mil dólares. Decenas de intercambios de moneda, dólares contra pesos, pesos contra dólares, desde junio de 2012 hasta septiembre de 2013.

Dentro de la acusación, también se señala que María Ferré intercambiada las etiquetas de ropa con denominación de origen en China, por etiquetas de Estados Unidos, incurriendo así en presunto delito fiscal.

Modus operandis

Según se explicó, el proceso consiste en que personas que necesitan “lavar” dólares adquiridos en negocios ilícitos en Estados Unidos, principalmente el narcotráfico, contactan a un intermediario en Los Ángeles.

El intermediario, busca negocios en el extranjero, en este caso en México, que compran productos a vendedores de Estados Unidos y que necesitan dólares para pagar por esa mercancía.

El intermediario hace arreglos para que los dólares obtenidos ilegalmente les sean entregados a los vendedores con base en Estados Unidos, en este caso los negocios del Distrito de la Moda de Los Ángeles.

Una vez  que  los productos enviados a México son vendidos, los comerciantes de ese país entregan el dinero adeudado en pesos al intermediario, quien a su vez hace el pago al traficante de drogas, completando el ciclo de lavado.

Martín Durán/La Pared

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