Pelean cabecillas del cártel de Sinaloa no ser enviados a Estados Unidos
Por Martín Durán
El gobierno de Estados Unidos los busca, los ubica y los manda pedir. En México gozan de impunidad, sus negocios criminales prosperan, sus empresas lícitas crecen, su dinero forja un imperio al que ningún gobierno local se le enfrenta; al contrario, celebran tratos en lo oscuro o en lo público. Dinero contante y sonante.
Forman parte de la estructura del cártel de Sinaloa, pero no todos trabajan para un solo jefe, pues tienen sus transacciones por sus cuentas. Por simplificación, la DEA los boletina como gente del “Mayo” Zambada, del “Chapo” Guzmán, de los Esparragoza Moreno o de los Beltrán.
Desde el 2001, con la operación Trifecta, el Departamento de Justicia trata de llevar a juicio a todos los líderes de la organización sinaloense; unos han caído, piezas claves, otros tantos se mantiene en el bajo perfil en libertad, los menos cumplen sentencias en cárceles gringas. Los casos judiciales están abiertos, mientras que los fiscales trabajan para llevarlos a las cortes federales estadounidenses, no mexicanas.
El caso de Alfonso Limón Sánchez es emblemático por ser uno de los operadores de Zambada García de primer nivel; ahora pelea en los tribunales no ser extraditado a San Diego, California, lo mismo que Inés Enrique Torres Acosta, hijo de Manuel Torres Félix, El Ondeado. El juicio de Héctor Manuel Avendaño Ojeda, El Meño, y sus hermanos también esperará su boleto directo a Columbia.
Junto con ellos la lista de espera crece: Del Mayito Gordo, que aguarda en la prisión mexicana de Puente Grande, a Guadalupe Fernández Valencia, La Patrona, hermana de La Puerca, también en juicio de extradición. Todos ellos detenidos porque el gobierno de Barack Obama los requiere, no porque la PGR les haya imputado cargos. Lo mismo con “El Chapo”. Aquí algunas historias.
‘Poncho’ Limón y la merca del Mayo
En diciembre de 2015 Alfonso Limón Sánchez, considerado uno de los operadores fuertes del “Mayo” Zambada, regresó a Culiacán. Habían pasado 13 meses desde que infantes de la Secretaría de Marina lo arrestaron en su residencial de la Privada Pueblo Bonito, ubicada en el Sector Tres Ríos.
Un amparo obtenido en un juzgado federal de Nayarit le permitió ser trasladado del penal federal de Puente Grande, Jalisco, en donde había sido enviado a prisión preventiva, al Centro Estatal de las Consecuencias Jurídicas del Delito de la sindicatura de Aguaruto.
En abril pasado se le sumó en el Módulo 5, considerado de alta peligrosidad, Jesús Peña González, alias El 20, quien era jefe de seguridad de Ismael “El Mayo” Zambada, arrestado también en Culiacán en febrero de 2014.
Entre los dos, señalan fuentes, ejercen el mando al interior de la penitenciaría de Aguaruto, sobre todo el Peña, que tras la captura de José Rodrigo Aréchiga Gambia, El Chino Ántrax, se había convertido en uno de los principales jefes de pistoleros de la facción Zambada.
Pero a diferencia de Peña González, El Poncho Limón es señalado por la agencia antidrogas de Estados Unidos como uno de los principales coordinadores de trasiego de drogas, desde cocaína, heroína y metanfetaminas, así como uno de los hombres encargados de recibir las ganancias de la venta de estupefacientes y repartirlas entre los socios de la organización criminal.
No solo eso. Junto con sus otros dos hermanos, uno de ellos Ovidio Limón Sánchez –actualmente a punto de cumplir sentencia en Estados Unidos–, su grupo era de las querencias del capo oriundo de El Salado.
Originarios de la comunidad de La Poma, Badiraguato, los Limón Sánchez por años habían tejido una sociedad imperceptible en apariencia para las autoridades, dedicados sobre todo al tráfico de heroína producida en el Triángulo Dorado, una de las drogas más preciadas actualmente en el mercado estadounidense, ya que según las estadísticas de organismos de salud, la adicción a esta droga y las muertes por sobredosis han aumentado exponencialmente en la Unión americana.
Los millones decomisados
De acuerdo con el expediente 829/2015, radicado en el juzgado sexto de distrito en materia de amparo, el gobierno mexicano concedió en extradición al Poncho en agosto del año pasado, pero todavía mantiene un recurso de revisión que ha impedido ser enviado a la Corte Federal de San Diego, California, en donde se mantiene la acusación 14-CR-2128-DMS, misma en donde aparece Inés Enrique Torres Acosta, hijo de Manuel Torres Félix, El Ondeado.
“El Kiki” Torres fue detenido el pasado 11 de mayo pasado en las inmediaciones de la capital de Durango, junto con un grupo de sus escoltas personales. Según los datos del expediente judicial, “El Kiki” alcanzó un estatus de operador de la facción comandada por Zambada, en especial la que controla su hijo Ismael Zambada Sicarios, El Mayito Flaco, otro de los blancos a capturar para ser presentado a la misma Corte Federal.
(Todos ellos, junto con por lo menos 90 socios del cártel, aparecen en el maxiproceso de San Diego, bajo acusaciones surgidas a la luz de la Operación Narco Polo.)
En el proceso del Poncho, además del “Kiki” Torres aparece Jacqueline de la Vega, alias Sofía (fugitiva), Ramón Franco Hernández, sentenciado ya en febrero de 2015, y Dustin Vaughn Loewen. Todos ellos, según los documentos de la Corte, participaron juntos entre 2005 y 2014 en el tráfico de drogas y envíos de millones de dólares a México.
El expediente obtenido por LA PARED señala que entre ellos conspiraban en la vigilancia de la distribución y las ventas de miles de kilogramos de cocaína hacia los Estados Unidos por medio de “mensajeros”.
De lado California la droga llegaba y era almacenada en casas “de alijo”, desde donde era distribuida al resto de los estados de la Unión americana.
“Después de que las drogas eran vendidas, Alfonso Limón empleaba a mensajeros transportistas de dinero para que recaudaran las ganancias y contrabandeaban grandes cantidades de efectivo desde casas de seguridad en California y la Costa Este a fin de que fueran al final llevadas a los integrantes y socios de la organización ubicados en México”.
La investigación realizada por los agentes especiales de la DEA detalla que el 1 de mayo de 2013 se le decomisó a un socio del Poncho la cantidad de 5 kilos de cocaína y 11 kilogramos de metanfetamina.
El 24 de agosto se les decomisó 24 kilos de cocaína y un total de 575 mil 372 dólares en efectivo producto de la venta.
El 27 de enero de 2014 la DEA dio un nuevo golpe a la organización a l asegurar 2 millones 51 mil 504 dólares en efectivo.
Tras los análisis de laboratorio, que confirmaron que las drogas aseguradas eran cocaína y meta, un socio capturado en California dio detalles sobre las actividades de narcotráfico y lavado de dinero que realizaba Limón Sánchez junto con sus colaboradores. Y para que no quedara duda, identificó ante el fiscal al Poncho por medio de una fotografía que le mostraron.
Desde el penal de Aguaruto, la defensa de Alfonso Limón ha tratado de combatir los argumentos vertidos en el expediente de extradición que presentó el Departamento de Justicia a través de la Embajada de Estados Unidos en el país, uno de los cuales alega que los delitos de los que se acusa al indiciado no se generaron en Culiacán, donde fue arrestado, cosa contraria al Tratado de Extradición: basta con que el delito se genere en el país que solicita el pedimento.
Del impreso No. 7 de La Pared
Los hermanos Avendaño
En octubre de 2011, cuando el Departamento del Tesoro acusó a los hermanos Avendaño Ojeda (Martín Gaudencio, Héctor Manuel y Sergio) de ser lavadores del cártel de Sinaloa, Óscar René Díaz Barajas, quien se presentó como representante legal del Autódromo Culiacán, se deslindó de la organización criminal sinaloense.
En una entrevista que concedió al diario El Debate señaló que siempre se ha señalado que el autódromo, ubicado a un costado de la carretera Internacional México-15, cerca del ejido La Laguna Colorada, es de personajes del hampa, pero descartó que fuera así.
“Siempre se ha manejado que es de ciertas personas, que es de fulano, que es de mengano, no sé si sea la zona, pero siempre que viene un proyecto dicen que es de fulano, pero no, el autódromo es de empresarios sinaloenses que no tienen que ver con el narcotráfico”, expuso ante el medio, y mostró un acta constitutiva.
El autódromo Culiacán es utilizado más por aficionados a los arrancones y, desde luego, por “narcojúniors” que acuden cada semana a hacer correr sus vehículos de lujo.
A los hermanos Avendaño Ojeda la Office of Foreign Assets Control (Oficina de Control de Bienes Extranjeros) le atribuyó ser personajes vinculados con la organización del Mayo Zambada, sin embargo, fuentes extraoficiales aseguraron que tienen su propia estructura.
“Los Avendaño siempre han trabajado aparte, pero sí pagan piso como todo independiente”, comentó la fuente.
Cuando fue arrestado el Poncho Limón, también había trascendido que Martín Gaudencio Avendaño, El Chiquilín, había sido capturado por la Marina en el residencial Canarias, pero dicho dato nunca fue confirmado.
En cambio, el 28 de junio pasado fue arrestado por agentes federales su hermano Héctor Manuel Avendaño, alias El Meño, quien de acuerdo con la información que difundió la Procuraduría General de la República tiene una orden de presentación ante la Corte Federal de Columbia, Washington, por los delitos de narcotráfico y lavado de dinero.
Una fuente del Ejército señaló a LA PARED que El Meño fue capturado en la comunidad de Pueblos Unidos, y el comunicado oficial detalla que participaron integrantes de la Interpol México y la Policía Federal.
Los tres hermanos Avendaño Ojeda cuentan con órdenes de extradición a los Estados Unidos. Por lo pronto será Héctor Manuel quien se enfrentará al proceso para ser enviado a la Corte de Columbia.
La lista de los extraditables
Si en algo lidera Sinaloa en las Cortes Federales de los Estados Unidos es en el número de sinaloenses y sus socios contra los que se mantienen acusaciones judiciales por narcotráfico y lavado de dinero, mientras en Sinaloa o el resto del país permanecen intocables.
Es hasta que la DEA o la Interpol piden el arresto una vez que sus soplones los ubican en territorio mexicano, cuando la Marina, la Federal o el Ejército lanzan operativos de detenciones. Nunca porque la PGR quiera llevarlos ante la justicia mexicana.
Nada más en la Corte Federal de San Diego los expedientes hechos públicos en enero de 2015 se cuentan por decenas.
Ahí aparecen, entre los más conocidos, Serafín Zambada Ortiz, José Rodrigo Aréchiga Gamboa, Jorge Avilés Lara, Ismael Zambada García, Ismael Zambada Sicarios, Ismael Zambada Imperial, Iván Archivaldo Guzmán Loera, entre otros.
Las causas criminales por separado incluyen a Rafael Guadalupe Félix Núñez, El Changuito Ántrax, Jesús Quiñones Flores, El Chiquillo, y Alfonso Arzate García, El Aquiles.
En otro documento está José Sandoval Romero, quien era jefe de halcones del Mayo Zambada para el área de El Salado; Eliseo Imperial Castro, El Cheyo Ántrax, entre decenas de colaboradores del cártel de Sinaloa.
De esa misma fecha, pero en la Corte Federal de Ilinois, en donde fue juzgado El Vicentillo Zambada, están bajo causas criminales Víctor Manuel Félix Beltrán, hijo de Víctor Manuel Félix Félix, a quien la PGR le atribuyó en marzo de 2011 en que fue capturado ser consuegro y socio del Chapo Guzmán.
Félix Beltrán además, señala la DEA, es socio de los dos hijos del Chapo que actualmente ejercen el mando de la facción del cártel.
Junto con el joven Félix Beltrán podrían llevar proceso judicial en Chicago Jesús Raúl Beltrán León, El Chuy Raúl, detenido en Culiacán en noviembre de 2014 poco después del arresto del Mayito Gordo.
También se encuentra en el mismo caso Heriberto Zazueta Godoy, de 54 años, Héctor Miguel Valencia Ortega, de 33 años, Jorge Mario Valenzuela Verdugo, de 32, y Guadalupe Fernandez Valencia, de 54 años, alias La Patrona o Julia. Ella fue detenida también en Culiacán en febrero pasado, y es hermana de Manuel Fernández Valencia, La Puerca, que dicho sea de paso también es requerido por la misma Corte Federal.
La lista de extraditables por narcotráfico crece y, según se observa, tiene su epicentro en Culiacán, refugio y zona de negocios de los principales capos del país, donde se pasean con naturalidad y esconden sus fortunas en casas de seguridad.