Por Cynthia Valdez
Sucesos como el histórico y arrebatado irrumpimiento el pasado 11 de junio en la casa de María Consuelo Loera Pérez, madre “El Chapo” en el poblado La Tuna en el municipio de Badiraguato, cuando un comando de aproximadamente 150 hombres ingresó al domicilio de la madre de Guzmán y robó un automóvil y dos motocicletas, rompieron con la tranquilidad donde habitaba la familia de Joaquín y de los pobladores de la sierra donde se respiraba “tranquilidad”, y hasta hoy siguen levantando plomo y sangre, en una guerra invisible para las autoridades entre los Beltrán Leyva y Aureliano Guzmán Loera, “El Guano” por rencillas familiares y el tráfico de enervantes.
Badiraguato, Sin.-Atrás quedó cuando los carteles de la droga se respetaban unos a otros; había enemistades, pero tenían que ver más con cosas sencillas que con
el negocio y la familia. Todos se entendían realmente. La federación de carteles que formó El Chapo para formar un gran emporio del narco, se destruyó tras su última recaptura, desde entonces la guerra arreció con sus viejos enemigos los Beltrán Leyva y la búsqueda por ocupar su lugar ha dejado ríos de sangre.
Desde la toma de La Tuna, se han desatado enfrentamientos que han pasado desapercibidos para el gobierno de Sinaloa, sin embargo testimonios de los lugareños de los poblados afectados afirman que la guerra que los mantiene azorados no ha cesado.
Dos días después del enfrentamiento de en la Tuna, La Palma y Arroyo seco donde abatieron a tres hombres y fue incendiada una vivienda de la familia de El Chapo se suscitó un fuerte balacera entre pistoleros de El Guano y Los Beltrán Leyva que dejo un saldo de siete sicarios abatidos en el poblado Persogaderos, perteneciente a la sindicatura de Huixiopa donde los familiares dieron sepultura a los fallecidos sin las debidas diligencias de ley, pues no dieron aviso a las autoridades locales por temor a represalias informó un entrevistado que prefirió el anonimato.
Las versiones recogidas señalan que tras ese tiroteo, los matones de El Guano cercaron a los pistoleros de Alfredito “Tito” Beltrán hasta la comunidad de El Chorro donde encontraron en una vivienda adaptada como casa de seguridad cargadores, equipo táctico y armas y que posteriormente fue incendiada por los pistoleros del hermano de El Chapo.
Según informes de fuentes del Ejército y la Marina, los Beltrán Leyva se han agazapado entre el monte de los cerros que rodean los poblados de Las Huejas, Persogaderos y El Chorro todos pertenecientes a Huixiopa, nido de los Beltrán Leyva.
Otro enfrentamiento se registró el pasado viernes 22 donde un encuentro “fortuito” entre una patrulla de la Secretaría de Marina y un grupo de diez sicarios culminó en una balacera que dejo un saldo de tres pistoleros abatidos y un marino herido entre la comunidad de Huixiopa y Arroyo Seco.
El choque entre los civiles armados que superaba a los cuatro efectivos que patrullaban la zona y el factor sorpresa dio ventaja en primera instancia a los agresores quienes dejaron herido a un marino quien fue trasladado en helicóptero a un hospital privado de Culiacán, sin embargo lograron solicitar apoyo aéreo y repeler la agresión donde murieron tres atacantes.
Los delincuentes portaban vestimenta tipo militar, pecheras y pasamontañas, de la refriega resultó herido Jesús Ismael Loera Gómez, de 21 años de edad, originario de La Soledad, Durango.
Fue internado en un hospital de Culiacán y su estado de salud aún es delicado, presenta un impacto en la cabeza y dos más en ambos brazos. De acuerdo al reporte de la policía este sujeto fue trasladado en un vehículo particular desde un domicilio en la colonia Tierra Blanca.
Los otros tres agresores fueron identificados como José Roberto González Escobar, quien era originario de Culiacán y tenía su domicilio en la colonia Díaz Ordaz.
También fueron identificados por sus familiares Ramón Carvajal FuentesRamón Carvajal Fuentes y Jesús Manuel Duarte Vargas, ambos oriundos de Badiraguato.
La disputa entre ambos bandos continúa y el desplazamiento de cientos de personas en la sierra por la creciente violencia continúa.