Por Martín Durán
A unos días de que el rector Jesús Madueña Molina entregue su informe de labores y retome, por primera vez, de manera democrática, su segundo periodo al cual arribó mediante el voto universal, se le preguntó si habría cambios en el organigrama de la Universidad Autónoma de Sinaloa y confirmó que sí.
“Tiene que haber reestructuración, hay compañeros que cierran ciclos, otros que abren ciclos, vamos a revisar ahí para hacer una propuesta que venga a darle continuidad a las políticas que nos han dado buen resultado en el tema académico”, dijo.
Sin embargo, quizá para no revelar tanto antes de la toma de protesta del domingo 8 de junio, fecha en que marca la Ley Orgánica que debe presentarse el informe anual de labores y en este caso también iniciar la nueva administración, Jesús Madueña no adelantó en qué consiste esta reestructuración.
Porque además otra cosa que se le preguntó y que dijo que sí se cumpliría es la paridad de género en el gabinete principal, mandato que viene de la reforma a la Ley Orgánica en donde también se le da el voto a los estudiantes y trabajadores.
Es decir, por lo menos sabemos en que el gabinete uaseño, ahora que pasó las tormentas de los juicios penales, cumplirá con ese requisito de paridad, mitad hombres y mitad mujeres, o al menos hasta donde alcancen los cargos.
El rector fue claro: “hay compañeros que cierran ciclos”. No dijo quiénes pero pasando el 8 de junio se sabrá que funcionarios universitarios dicen adiós y también quién se sumará a la tarea de ordenar las finanzas universitarias, el gran problema que siempre ha mantenido a la casa de estudios sumida en la incertidumbre año tras año.
Será significativo conocer los nuevos perfiles que estarán acompañando a Madueña en esta nueva etapa en la UAS, pues se conocerá si hubo acuerdos con el gobernador Rocha o si el rector buscará centrarse solamente en temas académicos. En el 2027 también se sabrá.
Lo que se dice
Lo que sí se dice en los pasillos de la UAS es que también hay un proceso en curso de desPASicifar la universidad, Robespierre Lizárraga, el cadete héroe que se lanzó desde lo alto para apagar el fuego en el momento álgido de la crisis judicial, enredado en la bandera del águila, fue exiliado al Partido Sinaloense junto con su equipo, en razón de que Madueña no quiere ya que se relacione el partido fundado por el finado Héctor Melesio Cuen Ojeda con la Universidad.
Y quizá sea lo más sano. En el Congreso por lo pronto se la viven refugiados y alejados de los reflectores doña Angélica Díaz de Cuen y quien fuera fiel escudero del finado político, el doctor Víctor Corrales Burgueño, con aquella figura envejecida y trágica con la que ha tenido que enfrentar el vendaval.
Es épico en el Palacio Legislativo que ambos pasistas prefieren sacarle la vuelta a la prensa, se les ven en sus curules y nunca ofreciendo conferencias. De vez en cuando acude Robespierre para consultarlos por alguna iniciativa.
El PAS también sigue en el duelo y Robespierre, lo sabemos, si es que en realidad aspira a ser algo más que el administrador de las pérdidas trágicas de una organización política, tendrá que salir a enfrentarse con viejos demonios. Resurgir de las cenizas no es fácil. Quizá sean tiempos de guardar.