¿Cómo servía la Policía de Ahome al crimen organizado, cómo lo controlaba? ¿Quiénes eran sus contactos? ¿Qué papel jugaba el ahora sentenciado a 30 años de cárcel, León Horacio Reyes? Encontrado penalmente responsable de delincuencia organizada, el ex director policiaco de Ahome y su subalterno, Germán Carrillo Ochoa, eran los encargados de recibir los sobornos de Los Mazatlecos. Los testimonios a los que tuvo acceso La Pared cuentan la historia.
Por Martín Durán
Culiacán.-El finado Jesús Miguel Pacheco Samaniego, El Pecas, llegaba a veces acompañado del comandante Germán Carrillo Ochoa, segundo al mando de León Horacio Reyes. Se bajaban del Nissan Tsuru o del Sentra (a veces llegaban en uno y en ocasiones en otro), y caminaban juntos hacia las oficinas de la Dirección de Seguridad Pública, en Los Mochis.
Nunca estaban más de 10 minutos hablando adentro. En otras ocasiones, “el Pecas” llegaba solo, cargando una bolsa color negro, y después de un lapso de tiempo, salía sigiloso sin nada en las manos. En la bolsa, presumen los declarantes, llevaban los miles de pesos con los que toda la corporación era comprada.
Nadie decía nada. Eran mudos testigos los policías que resguardaban la base. Más de algún agente declaró ante el ministerio público que no denunció por miedo, porque a dos compañeros que habían hablado en contra del director y su mano derecha al poco tiempo los habían acribillado.
A los días, después de la visita de El Pecas, cada comandante de sector recibía en sus manos cinco mil pesos, pero era León Horacio Reyes, entonces director de la Policía, quien se llevaba la mejor tajada.
Así mantenían su red de complicidad Los Mazatlecos, según el expediente judicial al que tuvo acceso este medio. De acuerdo con los testimonios de narcomenudistas y sicarios detenidos esta célula se trata de una ramificación de la organización de los Beltrán Leyva que trabajaba para Fausto Isidro Meza Flores, el hombre que ha logrado escapar en múltiples ocasiones de operativos del Ejército, la Policía Ministerial y recientemente de la Marina.
El Pecas, la conexión con la cúpula policial
El Pecas –muerto en julio de 2014 en un operativo de la Marina- siempre fue clave en la estructura de Los Mazatlecos. Según el juicio de amparo que mantienen los comandantes Germán Carrillo Ochoa y León Horacio Reyes, ambos presos en el penal de Villa Aldama, Veracruz, “El Pecas” era el segundo al mando, después de Juan Pablo Osuna, “el Cien”.
El expediente 38/2012, iniciado por Carrillo Ochoa ante el Segundo Tribunal Unitario del Décimo Segundo Circuito, de cuya versión pública tiene La Pared, recoge los testimonios de por lo menos tres agentes municipales de Ahome y al menos seis integrantes de Los Mazatlecos que fueron detenidos.
El agente Casimiro Soto Flores declaró ante el ministerio público que León Horacio Reyes y su gente en la Policía recibían dinero de Los Mazatlecos para que “les permitieran trabajar y les dieran protección”.
Soto Flores dijo que Horacio Reyes entró con la consigna de hacer dinero en la corporación, y que cada 15 días pedía cuotas a los jefes de cuadrantes. Para ello, cambió mandos, movió sus fichas en el tablero de Ahome, a los de confianza los puso a cargo de comandancias claves, a los que no le servían los relegaba cuidando bancos, calles, parques.
“En varias ocasiones observó cuando Jesús Miguel Pacheco Samaniego, “El Pecas”, quien era miembro del grupo criminal “Los Mazatlecos”, llegó acompañado de Germán Carrillo Ochoa a las instalaciones de la policía municipal, a bordo en ocasiones de un automóvil Tsuru y en otras de un Sentra; que también le tocó ver cuando “El Pecas” llegó a dichas instalaciones cargando en la mano una bolsa de plástico negra y después de estar ahí diez minutos salía rápido sin esa bolsa”, señala el expediente del juicio de amparo.
Pero no era todo. El agente Casimiro reveló más secretos de la colusión policial. Germán Carrillo era hermano de Irving Carrillo Ochoa, a quien asesinaron el 5 de octubre de 2012 en Juan José Ríos, Guasave, casi un año después de que Germán fue puesto preso por el gobierno de Mario López Valdez.
“Germán es hermano de Irving, quien también trabajaba para “El Pecas” y “Los Mazatlecos”; que “El Pecas” visitaba las instalaciones de Seguridad Pública los fines de cada mes, en diferentes horas, alcanzando a verlo así en tres ocasiones”, dice el documento.
Los detalles de los testimonios señalan que la mayoría de los policías de Ahome sabían que “El Cien”, abatido en la balacera de Tetamboca, El Fuerte, el 6 de septiembre de 2012, y “el Pecas” cometían la mayoría de los asesinatos y levantones.
“Los policías municipales tenían órdenes de no detener ningún vehículo cuyos tripulantes anduvieran vendiendo drogas en el municipio, ya que esas eran las órdenes del mayor León Horacio y de los jefes de cuadrantes”, narra.
Los policías que no hacían caso omiso de las órdenes de León Horacio, subrayan los testimonios, eran asesinados o desaparecidos, como el caso de dos agentes que por hablar por el radio Matra, sin saber que estaba activado, comentaron que León Horacio y Germán Carrillo estaban trabajando para Los Mazatlecos, a las pocas semanas uno de ellos fue asesinado a balazos, mientras que el otro fue desaparecido.
Los testimonios
Cuando Mario López Valdez llegó a la gubernatura en enero de 2011, Los Mazatlecos y El Chapo Isidro estaban en un casi anonimato total. Se conocían sus andanzas hacia el norte del estado, sus incursiones. A mediados de 2008, en Guamúchil, comenzó a saberse de Meza Flores, como un aliado importante de los Beltrán Leyva en la región.
Fue la época en que estalló la guerra al seno de la organización de Sinaloa, desatando la furia de Arturo Beltrán Leyva, quien según lo publicado desde aquella época, acusó a Joaquín “el Chapo” Guzmán y a Ismael “el Mayo” Zambada de la entrega de su hermano Alfredo Beltrán, actualmente en extraditado en Estados Unidos.
Arturo pidió lealtad a su gente, y el Chapo Isidro se fue a sus filas.
En 2011, el gobierno de Malova comenzó una serie de operativos en Los Mochis, con el propósito de desmantelar a Los Mazatlecos, entonces liderados por Geovanny Lizárraga Ontiveros.
El domingo 6 de marzo de ese año, un convoy de ministeriales es masacrado en Guayparime, Guasave, sobre la carretera México-15. El motivo: rescatar al 88 y vengarse por la oleada de golpes a la célula.
Lizárraga Ontiveros fue detenido el 14 de mayo por agentes ministeriales, y confesó la red de distribución del grupo criminal, así como la red de corrupción que desde meses tejieron gracias a León Horacio Reyes, director policiaco puesto por el alcalde panista Zenén Xóchihua, y por su coordinador administrativo, Germán Carrillo Ochoa, hermano de Irving, amigo y colaborador de Los Mazatlecos.
La guerra, entonces, estaba declarada. Sobrevino una serie de detenciones que anexa el expediente citado anteriormente.
Todos los integrantes de Los Mazatlecos detenidos hablaron. Unos hasta ofrecieron detalles de más. Lizárraga Ontiveros, por ejemplo, dijo que toda la plaza del norte de Sinaloa había sido concesionada por Héctor Beltrán Leyva, y a él le pagaban.
De los testimonios que sirvieron para hundir a los jefes policiacos están el de Guadalupe Caro Castro, “El Cuachalupe”, así como Víctor Manuel Fuentes Aboite, alias La Yegua o El Polvero; Sergio Francisco Gastélum Valenzuela, “El Checo”; José Humberto Quintero Flores, Ricardo Urías Gastélum, Óscar Alexander Rojo Sánchez, El Rojo; José Alberto Félix Gutiérrez, El Beto o “el 32”; Roberto Carlón Urías y Jaime Valenzuela Peña.
Todos ellos están actualmente en prisión y declararon en contra de León Horacio y Germán Carrillo, y el resto de los jefes policiacos que salieron en libertad.
“El Cuachalupe” expresó que era miembro de “Los Mazatlecos”, para quien laboraba como sicario, el cual estaba comando por Juan Pablo Sánchez Osuna, “El Cien”.
“Trabajaba muy a gusto levantando y matando gente en Los Mochis, porque “El Cien”, por medio de Jesús Miguel Pacheco, le pagaba a los policías municipales de Ahome, entre ellos a León Horacio Reyes, director de esa corporación policíaca, por conducto del administrador de la policía Germán Carrillo, todo esto para que les permitieran realizar sus actividades tales como la venta de cocaína, marihuana y cristal en los municipios de Ahome y El Fuerte”, dice la declaración.
Y continúa: “Además de pagar para el mismo fin cinco mil pesos a cada comandante o jefe de cuadrante de Los Mochis, de Higuera de Zaragoza y del Valle del Carrizo”.
El resto de los “mazatlecos” informaron también sobre este proceso de repartición de dinero.
“El Checo” dijo que era “El Dos” el que controlaba las operaciones de El Fuerte.
En cambio, el policía José Humberto Quintero Flores, detenido y liberado después, dejó dicho que en enero de 2011 en que llegaron los jefes policiacos de Zenén Xóchihua, comenzaron a pedir las cuotas de mil pesos semanales a cada comandante como “ayuda”. José Humberto estaba asignado entonces al área de Higuera de Zaragoza, una plaza controlada por Óscar Alexander, “El Rojo”.
“El Rojo”, detenido a fin de 2011, confesó que vendía cocaína, mariguana y cristal, que su jefe era “El Cien”, el segundo de abordo El Pecas, y que su mercado estaba en Higuera de Zaragoza y Villa de Ahome, en donde esparcía los narcóticos.
Este personaje aceptó que nunca entregó dinero personalmente a León Horacio, pero que el dinero se lo daba a “El Pecas”, quien lo distribuía entre los policías.
Así, el resto de los testimonios coinciden en que el jefe original era Geovanny Lizárraga. A la captura de éste, quedó Juan Pablo Sánchez Osuna, y a la muerte de este quedó “El Pecas”… hasta que hace el julio pasado la marina lo abatió en Sinaloa de Leyva.
Todos ellos rendían cuentas al Chapo Isidro, quien a su vez rinde cuentas a Héctor Beltrán Leyva.
La PGJE contra la célula
Por primera vez, en mayo de 2011, la Procuraduría dio a conocer un cartel en donde difundía gran parte de la estructura de este grupo leales a Los Beltrán Leyva.
A la cabeza estaba El Chapo Isidro. Luego tres líderes de células: Jesús González Peñuelas en Guasave, Samuel Lizárraga Ontiveros, El Tortillero en Mazatlán y Juan Francisco Patrón Sánchez, El H2 en Nayarit.
Y abajo estaba Juan Pablo Sánchez Osuna, Jesús Miguel Pacheco Samaniego y José Sabá Ávalos Sánchez, jefe de sicarios de Mazatlán.
La mayoría de ellos muertos, la cabeza de toda esa estructura, Meza Flores, sigue operando, incluso hasta ser considerado por los gringos como el sucesor del Chapo Guzmán en Sinaloa.