Guasave, Sin.– El estruendo de las ráfagas rompió la calma del mediodía en La Brecha.
Eran cerca de las 12:30 horas cuando el zumbido de helicópteros y el eco de las detonaciones alertaron a los habitantes: un nuevo enfrentamiento se desataba en los caminos rurales del municipio.
En cuestión de minutos, la sindicatura se convirtió en escenario de un intenso operativo federal que dejó como saldo 13 presuntos civiles armados abatidos, cuatro detenidos y nueve personas liberadas, según reportes oficiales.
La refriega inició en las inmediaciones de la comunidad de Pericos, donde fuerzas de seguridad detectaron a un grupo de hombres fuertemente armados a bordo de varios vehículos. La persecución se extendió por brechas y sembradíos hasta alcanzar el poblado de La Brecha, donde los agresores abrieron fuego contra los militares y guardias nacionales.
Durante casi hora y media, los disparos resonaron entre parcelas y caminos de terracería.
Testigos relataron que las ráfagas se escuchaban desde comunidades como Río Viejo y Tamazula, mientras las fuerzas federales pedían a los vecinos resguardarse en sus viviendas.
Cuando cesó el fuego, el saldo fue contundente: 13 hombres sin vida, cuatro detenidos y un arsenal asegurado, junto con siete vehículos presuntamente utilizados por el grupo armado.
En medio de la intervención, las autoridades localizaron y liberaron a nueve personas que permanecían privadas de la libertad en la zona.
Aunque no se ha confirmado si las víctimas del rescate estaban vinculadas con alguna célula delictiva, fuentes militares señalaron que el operativo se derivó de labores de inteligencia que apuntaban a un campamento de un grupo armado que opera en la región centro-norte de Sinaloa.
El despliegue incluyó unidades terrestres, aeronaves y refuerzos del Ejército, la Guardia Nacional y la Secretaría de Marina.
Hasta la tarde, la presencia militar continuaba en las inmediaciones de La Brecha, donde peritos y agentes de investigación realizaban el levantamiento de evidencias entre vehículos perforados por balas y casquillos regados en el suelo.
Autoridades federales mantienen bajo resguardo la zona y no descartan nuevas acciones en la región, al considerar que el enfrentamiento forma parte de la disputa interna entre grupos delictivos que operan en el norte de Sinaloa.