Dama, alfil y caballo

Extramuros

Los cambios en el gabinete realizados ayer por el Ejecutivo pueden verse como movimientos del ajedrez del poder, que a simple vista no sorprenden a nadie, pues desde hace meses era público que Francisco Córdova Celaya estaba predestinado para suplir a la destituida Oralia Rice Rodríguez, más experimentada en el arte de negar la realidad, que de amigarse con los comerciantes. Y Frank más experto en negociar el regreso de las navieras que en alejar la violencia del estado.

El ejedrez que se juega desde tercer piso sigue intacto, pero depende de cómo se le mire, la llegada de Genaro García Castro a la Secretaría de Seguridad Pública puede ser buena o mala.

Buena desde el punto de vista policiaco y judicial, pues Genaro pertenece al grupo de lealtades que incluye al procurador Marco Antonio Higuera Gómez y al director de la Policía Ministerial del Estado, Jesús Antonio Aguilar Íñiguez, ambos aglomerados en torno a Gerardo Vargas Landeros. Un cuña que cierra a la perfección, ahora que se le está invirtiendo millones de pesos en adquirir vehículos, equipo policial y hasta construir un C-5 y arrendar helicópteros de última generación.

No se sabe aún si esto será positivo o si sólo ayudará a que unos cuantos hombres concentren todo el poder del aparato de seguridad. Ya Higuera Gómez y “Chuy Toño” han demostrado que tienen mano de hierro, al convertir los casos judiciales polémicos en verdaderas retahílas de acusaciones de torturas, malos tratos y abuso de autoridad, además, claro, del tribunal mediático que arman al exhibir y sentar a los detenidos como si fueran a dar una conferencia de prensa.

Ahí está el caso de Yesenia Armenta Graciano, viuda del fallecido Alfredo Cuen Ojeda. O de otros tantos inculpados que durante las presentaciones mediáticas narran las historias de horror que cometieron, pero al llegar ante el juez se retractan y acusan tortura.

El caso de ayer fue el de Juan Carlos Cristerna Fitch, presunto asesino de la maestra Perla Lizeth Vega Medina, cuya defensa presentó supuestas pruebas de que el ex novio de la víctima fue severamente golpeado. Culpable o no, eso lo tiene que determinar el proceso. Lo cierto es que la Procuraduría insiste en embarrar las investigaciones con este tipo de sospechas, de que la justicia sólo se aplica a golpes y sacando confesiones  a tehuacanazos.

Por eso, insistimos en que no se puede saber si estos cambios en seguridad resultarán de beneficio para la sociedad. Ahora lo de menos es Oralia, que ya era cartucho quemado. De Frank Córdova se esperan los mismos dislates discursivos y sus romances interminables en el extranjero, trepado en el buque del amor por la Gran Manzana.

Esperemos que al arribar Genaro García a la SSP los hilos sueltos de la descoordinación se amarren. No para la complicidad, sino para dar certeza a los sinaloenses, de que salir a la calle no se convertirá en el último día. No es deseable que en lugar de que el poder policial unificado sirva para resolver los innumerables problemas en la materia, se convierta en un monstruo desatado que implante el mismo reino de intolerancia que ya el narcotráfico ha infligido a miles de familias en Sinaloa.

La torre del ajedrez no se mueve

Si uno voltea a ver los saldos de la injusticia en Sinaloa, se pregunta por qué Malova dejó en su puesto a Marco Antonio Higuera Gómez. Échense una vuelta por los anexos del Segundo Informe, para que analice cuántas averiguaciones previas envió al olvido la Procuraduría General de Justicia.

Por lo pronto, el procurador es una torre que el gobernador decidió no mover.

TRIFE

¿Qué demuestra que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación haya ordenado al Congreso del Estado anular la selección de los magistrados numerarios del TEE?

 Martín Durán/La Pared

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