Culiacán, Sin.-“La vida sigue dicen, pero no siempre es verdad. A veces la vida no sigue. A veces solo pasan los días” así parecía despedirse en su red social
Yareli Almaral López quien fue encontrada con un disparo en la sien y junto a su cuerpo una pistola calibre 9 mm en una tumba del panteón Jardínes del Humaya, considerado el destino final de los narcotraficantes “pesados”.
La confusión y las dudas que rodeaban a la muerte de la joven de 22 años terminaron. El día de ayer la Procuraduría de Justicia de Sinaloa confirmó que fue Yareli quien disparó el arma que le quitó la vida.
“Se realizaron pruebas de radizonato de sodio al cuerpo de la víctima, las cuales dieron positivo”, confirmó una fuente de la fiscalía a este medio.
Habían pasado cinco meses de la muerte de Sergio Guillermo Lizarrága quien fue asesinado a tiros en plena luz del día sobre el bulevar Enrique Sánchez Alonso cuando se encontraba estacionado, hasta aquí hombres armados le dispararon en repetidas ocasiones con armas de grueso calibre.
Desde ese día la joven de 22 años no dejaba de recordar a su pareja con fotografías y mensajes desoladores en sus redes sociales: “60 veces dije no puedo, 80 más me arrepentí. Yo no quiero vivir así, ya quisiera estar allá y verte y estar junto a ti”.
“La verdad es que desde que tú no estás nada para mí tiene sentido. me haces falta cada momento, tomo me recuerda a ti. Cuando estabas tú era la mujer más feliz del mundo”…
Yareli demostró su amor más allá de la muerte hacia Sergio. Desde el fallecimiento de su pareja no se movía del cementerio se quedaba horas a llorar amargamente, hasta que decide tomar una fatal decisión y se suicida en su tumba, dándose un disparo.
Cynthia Valdez/La Pared