Culiacán, Sin.-A pocas semanas de que el Juez Quinto del Ramo Penal dicte una sentencia, el caso de Yecenia Armenta Graciano llegó a los reflectores internacionales debido a la presunta tortura y violación que sufrió a manos de los policías investigadores que la detuvieron.
Una semana después del asesinato de Jesús Alfredo Cuen Ojeda, ocurrido el 2 de julio de 2012 cuando salía del restaurante Chic’s del malecón viejo, la Procuraduría General de Justicia presentó a Yecenia y a otros dos jóvenes como los autores del crimen.
A ella como la autora intelectual, y a los otros como cómplices del asesino material del director de Deportes de la Universidad Autónoma de Sinaloa. El autor material, clave en el proceso, nunca fue detenido, sino al contrario se sabe que fue asesinado y su cuerpo carbonizado.
Desde un principio, la viuda de Cuen Ojeda se defendió y señaló que había sido brutalmente golpeada por los agentes que además la privaron de su libertad de manera ilegal.
A pesar de las resoluciones como la de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y Amnistía Internacional, en el sentido en que todo el proceso está viciado de origen, con grandes atropellos a la dignidad, el procurador Marco Antonio Higuera Gómez fue tajante y se sostuvieron los cargos en su contra.
“Será el juez el que dictamine”, sentenció el fiscal.
Sin pruebas
Según la investigación que realizó la organización Amnistía Internacional, la Procuraduría General de Justicia no cuenta con pruebas contundentes sobre la participación de Armenta Graciano en el homicidio de su esposo.
En el expediente, al que tuvo acceso la ONG, no se encuentran evidencias más allá de la confesión que realizó la detenida, y que fue mediante tortura y coacción.
Y es que según las investigaciones realizadas por la Unidad Modelo de Investigación Policial, el presunto grupo élite conformado por investigadores, Armenta Graciano pidió ayuda a su hermana Martha Noelia para elaborar el orquestar el plan.
La historia contada en la averiguación, señala que el móvil del homicidio fue eliminarlo para cobrar un seguro de vida, influido por el mal trato que le daba Jesús Alfredo a Yecenia.
Martha Noelia, agente de tránsito en Guasave, contactó a su compañero Miguel Ángel Estrada López para que éste a su vez contratara a un grupo de matones al servicio de Fausto Isidro Meza Flores, el Chapo Isidro, para ejecutar el plan.
Miguel Ángel buscó a Silvano Araujo Medina, quien a su vez pactó con Jesús Humberto Medina Armenta, El Chore.
Tras el pago de una parte, estos personajes consiguieron más cómplices, entre ellos a Luis Enrique Hernández Maldonado, quien serviría de halcón, y a un taxista que llevaría a El Chore para matar a Cuen.
La mañana del 2 de julio, tras la derrota de Héctor Melesio Cuen Ojeda que competía para senador, Jesús Alfredo fue al Chic’s con sus amigos. Al salir, según la PGJE, Yecenia le habló para saber su ubicación, y así avisar a Martha Noelia, que a su vez avisaría a Miguel Ángel para que le hablara a Silvano.
De acuerdo con Amnistía Internacional, no existen esta triangulación de llamadas en el expediente, ni los mensajes cruzados entre ellos, más allá del formulismo de los policías que lo describen en sus informes, así como las confesiones de los detenidos.
De ahí que una vez concluido su análisis del caso, la organización ha pugnado porque la PGJE desestime los cargos en su contra, y quede en libertad.
“Yecenia es una de las miles de víctimas del malvado sistema de justicia mexicano que muy a menudo se basa en evidencia extraída bajo tortura u otros malos tratos para sentenciar a personas,” dijo Erika Guevara-Rosas, Directora para las Américas de Amnistía Internacional.
“Esta decisión es muy sencilla. Yecenia debe ser liberada inmediata e incondicionalmente y se debe lanzar una investigación urgente para asegurar que aquellos que abusaron de ella enfrenten la justicia. Si esto no se hace, se perpetuará el temible mensaje que la policía y los militares pueden torturar a cualquiera para que confiese sin que hayan consecuencias”, puntualizó.
El 5 de mayo pasado cerró el periodo de instrucción, por lo que en las próximas semanas el juez debe emitir una sentencia, si condenatoria o absolutoria.
Aunque sea sentenciada, la Suprema Corte de Justicia todavía no ha emitido su resolución en torno al amparo que ganó, para que se investigue la tortura así como eliminar la confesión obligada. La moneda está en el aire.
Redacción
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