TERRITORIO DE ASALTOS

La historia de Eugenio, un cuentahabiente asaltado en pleno Centro de Culiacán

 

Francisco de Asís Solís R.

Eugenio Soto Rivera -nombre ficticio que le daremos- empleado del ISIC, recibió una llamada de su esposa a su celular: “Necesito dinero, para la despensa, Eugenio”, le dijo.

Eran las 17:30 horas del miércoles 24 de agosto de este año. El empleado de servicios generales del Instituto Sinaloense de Cultura, en esos momentos dialogaba con una amiga de su propia familia. Le comentó que iba al cajero automático de la sucursal Santander, que se ubica en Álvaro Obregón, entre Rafael Buelna  y Antonio Rosales de Culiacán.

Era una tarde media nublada que presagiaba tormenta. A Eugenio le esperaba una tormenta de problemas. Arribó al cajero automático a las 17:43 minutos. Se introdujo, metió su tarjeta personal y tras efectuar la operación la máquina aventó en una ranura especial cuatro billetes  de 500 pesos. Todos sus movimientos eran observados por un tipo no muy alto, moreno, fornido que lo siguió cuando Soto Rivera se encaminó de retorno a su trabajo de mantenimiento del ISIC.

Seguido del tipo, de lo cual nunca se dio cuenta, llegó a la esquina de Rafael Buelna y Ruperto L. Paliza,  y fue alcanzado por el sujeto desconocido. Ya de frente le reclamó le diera el dinero: ¿cuál dinero, no tengo dinero? No te hagas baboso, el que acabas de retirar del Banco Santander, le replicó el sujeto.

Soto Rivera, quien había sido profesor de educación física en una escuela primaria, se negó al asalto. Esto, pese a que el sujeto le mostraba una pistola al parecer calibre 22. A las seis en punto tal como lo anunciaban las campanas de Catedral al ser replicadas por un diácono, se escuchó un disparo. Al forcejear por el arma esta se accionó y entró en la zona abdominal de Eugenio. El ratero alcanzó a meterle la mano a sus bolsillos y despojarlo de sus dos mil pesos y correr sin que nadie lo detuviera. Ausencia total de patrullas de la Policía Municipal y otras corporaciones que circulan por el Centro de la ciudad, aunque, no han podido detener el cúmulo de asaltos y robos a peatones y comercios.

Viacrusis

El baleado caminó dificultosamente y respirando hondo se detuvo a la entrada del túnel del estacionamiento del ISIC. Tomás,  uno de sus compañeros, logró auxiliarlo y subirlo a una unidad de una compañera y lo trasladaron desangrándose al Hospital del ISSSTE en Calzada H. Colegio Militar en la colonia  5 de mayo.

Una atención inmediata y una operación quirúrgica de emergencia practicada por expertos cirujanos del ISSSTE ha permitido salvarle la vida a Eugenio. La bala dañó el intestino grueso y alojarse en la espalda baja. Quizás quede paralítico.

Casos como el de Eugenio están archivados en la PGJE sin que se resuelvan, menos sin que se investiguen.

Este año han aumentado los robos y asaltos  en la zona centro y los fraccionamientos de Culiacán.

Una señora en enero decidió irse a Monterrey, Nuevo León, a visitar a su hija mayor ya que después de Navidad y Año Nuevo le provocó nostalgia y deseaba ver a su hija y nietos. Su error: dejar su hogar solo.

A los quince días que regresó notó un boquete en el techo y en su comedor botes de cerveza y el refrigerador vacío. Temió lo peor  y encaminó sus pasos a su recámara en donde ocultaba una pequeña caja fuerte. Se la llevaron. Sintió desmayarse, pues en ella guardaba documentos importantes como escrituras de tres casas, joyas y dinero que en total sumaban 900 mil pesos. Caso no resuelto.

Las autoridades han querido implicar al crimen organizado. Estos lo han negado en el blog del narco.

Los mafiosos odian y repudian a los rateros y tratan de eliminarlos. Se cuenta un caso real en que dos rateros jóvenes se metieron a la casa de un capo de la mafia y al ser sorprendidos el ” patrón” ordenó que los pusieran a hacer el amor mutuamente a lo que tuvieron que acceder y esa  terrible experiencia los retiró del negocio.

Todos los días son atracados transeúntes en el centro de la ciudad, principalmente mujeres adultas y jóvenes son despojadas de costosos celulares, dinero y bolsos, entre otros artículos.

El cuerpo de ciclistas y motociclistas de la Policía Municipal ha fallado en la zona centro. Varios de ellos se les ha visto dialogando con hermosas muchachas de diversas tiendas, mientras los asaltantes y rateros” trabajan” impunemente.

 

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