En Ciudad Juárez, guerra deja 20 mil huérfanos

CIUDAD JUÁREZ.- En medio de la pobreza, en zonas altamente vulnerables y con síntomas de estrés postraumático, miles de niños de Ciudad Juárez viven nuevamente el ciclo de violencia que sufrieron sus padres antes de la guerra el entre narcotráfico, alertaron expertos.

Se trata de los llamados “hijos de la guerra“, quienes no recuerdan su niñez sin la violencia, siempre en un contexto de sangre y miedo, y que han sido testigos de más de 13 mil homicidios de 2008 a la fecha. Las autoridades no cuentan con cifras oficiales, pero se calcula que la guerra entre el narcotráfico suma, sólo en esta frontera, entre 17 mil y 20 mil huérfanos de 2007 hasta hoy, aseguró José Luis Flores, experto en temas de infancia.

“Entre 2007 y 2011 calculábamos 12 mil, pero la generación de huérfanos no se ha parado”, dijo tras afirmar que hasta 2014 eran aproximadamente 14 mil los menores que ya habían perdido a su padre o a su madre, algunos incluso antes de nacer.

Pero los hijos de la guerra no son solamente los huérfanos, sino los miles de niños, adolescentes y jóvenes que vivieron sus primeros años en la que fue considerada la ciudad más violenta del mundo, y que ya normalizaron la violencia.

MÁS AGRESIVOS

“No tenemos estadísticas oficiales, y si no tenemos cifras, ¿qué tenemos?, pues que invisibilizamos el problema. Al no tener cifras no se generan políticas públicas”, dijo Catalina Castillo, directora de la Organización Popular Independiente (OPI). Explicó que estos niños son hijos y nietos de los llamados “hijos de la maquiladora”, quienes también crecieron solos mientras sus madres trabajaban largas jornadas en la maquiladora, a cambio de bajo sueldos.

La historia se repite, pero ahora en un contexto de mayor violencia y con niveles muy altos de agresividad detectados en menores de siete años, que además, en muchos de los casos, sólo comen una vez al día, y es hasta las 6:00 de la tarde que su mamá llega de trabajar, destacó la activista.

Desde hace 28 años, la OPI hace trabajo comunitario con niños y mujeres de la ciudad, actualmente mediante espacios en zonas vulnerables, en las que ofrecen a los padres casas de juego y cuidado por las tardes, mientras ellos llegan de trabajar. En el último año, la cifra de niños atendidos aumentó de 230 a 600 menores, entre seis y 15 años, de lunes a viernes de 3:20 a 5:00 de la tarde, en ocho espacios, y tienen la solicitud de abrir tres más, pero no tienen recursos, lamentó su directora.

Pero la atención a estos tipos de casos se complica, porque cuando pierden a sus padres suelen irse de la comunidad, bajo el resguardo de tías o abuelas, lo que le dificulta a las organizaciones darles seguimiento.

“Es una violencia intergeneracional que poco se ha atendido… familias trastocadas, primero a través del papá y ahora, por la madre, las hijas, el hijo”, dijo Castillo.

La estrategia de la OPI es prevenir que los menores continúen dentro del ciclo de violencia en el que crecieron sus padres, y en el que ellos mismos se desarrollaron en su primera infancia, por lo que se les ofrecen actividades artísticas, deportivas y de recreación, con un enfoque de derechos humanos.

Según datos oficiales, hasta agosto de 2017 el Fondo de Atención a Niños Víctimas de la Violencia (Fanvi) había atendido a nueve mil 500 personas en el estado.

Los beneficiarios tienen acceso a uniformes escolares, tenis, zapatos, útiles, despensas, colegiaturas y psicólogos.

Fuente: El Heraldo de México

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